«Los 96 reinhumados hoy son también mi abuelo»

«Para nosotros, los 96 fallecidos serán mi abuelo -aunque no esté identificado a través del ADN-, pero nos basta para vivirlo como el punto final a una historia que vamos a compartir más de 40 familiares que hemos venido de Barcelona, La Rioja, Ciudad Real y otros puntos del país». Con estas palabras resumían ayer María Carmen y Pilar Maestu el sentimiento que las trajo a la capital y posteriormente a Estépar, el empeño de ambas primas de recuperar la memoria de su abuelo, Enrique Maestu, alcalde republicano de Melgar fusilado en 1936 en Estépar a quien le sobreviven 3 hijos «junto a quienes cerramos la herida».Ambas acudieron a las charlas que en la mañana ofrecieron los arqueólogos que estos años han coordinado los trabajos de excavación y recuperación de restos. Labor a la que, como confiesa María Carmen, «me gustaría que se sumaran las instituciones, aunque sólo sea facilitando la posibilidad de seguir trabajando y si no fuera así, de que al menos se dignifique este paraje y se recuerde lo que allí pasó».Ambas acudieron también a Estépar como ya hicieron años atrás, tras haber contactado con la CPMH «y ver que la exhumación de restos comenzaba a ser una realidad, lo que hizo que nos asociáramos y hayamos estado con ellos en lo que hemos podido». Lugar donde se celebró la reinhumación de los restos de los 96 fallecidos, hallados a lo largo de sucesivas campañas, cuyos restos descansan ya en el mausoleo adquirido por la CPMH, a la espera de que el logro de financiación permita seguir con el cotejado de muestras de restos y del ADN de familiares, y así lograr la identificación. «Poco importa que con el tiempo nos digan que efectivamente nuestro abuelo está ahí, ya que desde hoy para nosotros los 96 fallecidos son mi abuelo», remarca. «Nos basta con que mi padre -que hoy está aquí-, lo crea y descanse, al igual que sus dos hermanos, todos ellos con los 80 años ya bien cumplidos», asegura.Ellas fueron dos de los muchos familiares que se acercaron al conocido paraje donde tras agradecer a las asociaciones implicadas su trabajo, y a los familiares su empeño por querer saber más, recordaron cómo el asesinato de Enrique fue sólo el primer capítulo de una larga serie de crueldades. «Ya que hubo una dura represión contra toda la familia a la que le quitaron su casa y bienes, y que tuvo que irse del pueblo porque los hijos corrían peligro».Por ello, muestran su agradecimiento a la actual corporación municipal de Melgar, quienes les ofrecieron poner el nombre de Enrique a una calle, acto que tendrá lugar hoy en la localidad. «Les estamos muy agradecidos porque se hayan acordado de él -pues se trata de la calle en la que él vivió- y den lugar a este acto que viviremos en familia».