La vendimia registra un 40% menos de uva que en 2016

Aunque todavía queda por recoger la uva de la variedad Cabernet Sauvignon, ya se puede dar por terminada la cosecha de Tempranillo en la Denominación de Origen (DO) Ribera del Duero; una vendimia marcada por la gran helada de abril y la sequía que llega corta en cantidad pero con buena calidad.A falta de conocer el informe definitivo que presentará el Consejo Regulador una vez haya finalizado toda la recogida, estamos sin duda ante la vendimia más corta de los últimos quince años. Y es que los 54,5 millones de kilos recogidos distan mucho de los 88 millones recolectados en 2015 y de los 133 acumulados en el 2016, cuando se cerró una campaña histórica. De hecho, si lo comparamos con el año anterior, la producción se reduce en un 40%.Con 195 veedores, la vendimia se adelantó en esta ocasión 12 días respecto a la fecha habitual. Comenzó el 9 de septiembre y finalizó el domingo 8 de octubre, mientras que los días de mayor actividad fueron los comprendidos entre el 20 y el 30 de septiembre.Teniendo en cuenta este descenso productivo -en una región vinícola que el año pasado contó con 92 millones de contraetiquetas- puede repercutir en una posible pérdida de cuota de mercado al no poder abastecer la demanda, la preocupación en el sector es evidente. Habrá que ver además cómo afecta esta escasez de uva al precio.La devastadora helada que cayó en la madrugada del 27 de abril no solo ha marcado la presente cosecha, también puede complicar también el futuro de la siguiente. Según explica el director técnico del Consejo Regulador, Agustín Alonso, la debilidad que dejó la helada en algunas plantas, unida a la prolongada sequía, puede influenciar en la formación y en el desarrollo. «Esperemos que el año no sea tan complicado como ha sido este», subraya.Si tenemos en cuenta los datos del año pasado, en la distribución provincial de las 22.320 hectáreas de viñedo, Burgos sigue ostentando la primera posición seguido de Valladolid y finalmente por Soria y Segovia.