El Correo de Burgos

POZA DE LA SAL

La Danza del Escarrete mantiene el espíritu de la tradición pozana

Los animales de corral, coprotagonistas de la cita, se transportaron en jaulas hasta la plaza

El gallo se hizo notar con un fuerte canto durante la celebración de la misa en la iglesia pozana.-G. G.

El gallo se hizo notar con un fuerte canto durante la celebración de la misa en la iglesia pozana.-G. G.

Publicado por
GERARDO GONZÁLEZ
Burgos

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Mantener vivas sus tradiciones es una de las señas de identidad de los pozanos y entre ellas destaca la Danza del Escarrete, cuya peculiaridad la hace única en la provincia burgalesa. No se conoce con exactitud el origen de esta singular danza pozana, pero su formato -en el que se baila a la pata coja en torno a los animales-, y el hecho de que se realice, ahora simbólicamente, un sacrificio, la sitúan en un tiempo muy lejano.Cabe recordar que Poza estuvo habitada desde la época prerromana y durante la ocupación imperial, fue uno de los puntos estratégicos para los romanos por su producción de sal.Por ello se la asigna como origen los ritos paganos de petición de prosperidad a los dioses antiguos con ofrendas de sacrifico de animales. De hecho, su singularidad pozana se mantiene hasta en el nombre popular que se ha transformado del lingüísticamente correcto, Desjarrete, a la voz popular de ‘escarrete’ que sin embargo no tiene definición en el diccionario de la lengua española.Tras la diáspora de población que en La Bureba supusieron los años 60, esta secular tradición desapareció y permaneció en el olvido durante varios años, del que fue rescatado años más tarde, ya en los 70, por iniciativa de la Cofradía de San Blas.Para garantizar que el Escarrete no vuelva a quedar de nuevo olvidada, las nuevas generaciones de pozanos ya conocen y participan en la danza. Así se contribuye de forma definitiva a la conservación de la tradición que, debido a su antigüedad y fuerte arraigo en la villa, fue declarada de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León.También, adelantándose a los tiempos, se eliminó el sacrificio de los animales en la danza simulando los golpes de la espada con la que, en el pasado, se mataba y despiezaba al animal lo que dio nombre a la misma danza.Pese a ser, en opinión de su alcalde José Tomás López, «la fiesta con animales vivos donde más se les respeta en su bienestar», este año se buscó zanjar la polémica sobre el estrés que les suponía ser transportados en la secular ‘percha’. Así, tanto en la celebración de la salve en la iglesia de San Cosme y San Damián -donde el gallo se hizo notar con su canto-, como en la corta procesión hasta la Plaza Nueva, los animales de corral fueron transportados en jaulas con andas por los miembros de la cofradía.Tras arribar a la plaza pozana, la Banda Municipal de Música tocó las piezas en las que, en primer lugar, los hombres bailan alrededor de las gallinas y conejos entregándose al relevarse la espada con cintas cerrando el baile individual las mujeres.Una vez terminada la danza, las parejas ejecutaron varias jotas pozanas en derredor del mayordomo que portaba el báculo invitando a su fin a bailar pasodobles a los asistentes.Una parte poco conocida de la danza, que se lleva a cabo la víspera, es el recorrido de ‘los negros’ por las calles de la villa. Este pasacalle popular lo protagonizan los mozos del lugar, que bailarán al día siguiente, cuatro parejas y el ‘pollero’, que pasan casa por casa enfundados en trajes negros y con la cara pintada para pedir dinero a los vecinos.

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