Una pared defectuosa obliga a desalojar una urbanización

Era cuestión de tiempo. Los vecinos de la urbanización La Pedraja, en Hontoria de la Cantera, sabían que el muro de contención que separa dos de sus tres hileras de viviendas acabaría derrumbándose. Hace unos años se llevaron un susto cuando una tromba de agua confirmó un «fallo de construcción» en el desarrollo de un proyecto urbanístico con más sombras que luces que propició la creación de una plataforma de afectados que ayer observaba el desplome de la pared en cuestión.Apenas se veía un alma por las calles del pueblo, pero la noticia corrió como la pólvora. «Las cosas, cuando se hacen mal...», comentaba un paisano ya enterado de lo sucedido. Sin embargo, los vecinos del complejo residencial se negaban a hablar de lo ocurrido mientras el perito de la asociación de afectados examinaba, una por una, las viviendas de ambas hileras.Según pudo saber este periódico, el derrumbe se produjo en torno a las 6 y media de la mañana. Fue la propietaria de uno de los chalés de la parte baja quien dio la voz de alarma a los residentes de las otras dos casas ocupadas de forma habitual. También se comunicó el incidente a la Guardia Civil, que envió a dos patrullas para comprobar que no se habían registrado daños personales y tranquilizar a los vecinos, visiblemente nerviosos ante la imposibilidad de acceder al interior de las viviendas por motivos de seguridad.Así lo determinó el perito de la asociación de afectados de La Pedraja tras recabar información y fotografías mediante la inspección ocular de las zonas ajardinadas separadas por el inconsistente muro. Los presentes no solo acataron la orden, sino que imprimieron carteles advirtiendo del peligro de derrumbe para su posterior pegada en todas las puertas. Ni siquiera en ese momento quisieron decir nada a este periódico. La callada por respuesta, según su versión, obedeció al consejo del abogado de la plataforma.En el lugar también se encontraba el concejal Félix Vicario, testigo indirecto de una serie de «problemas» que «vienen desde el principio». Y es que más allá del muro, un simple paseo por la urbanización deja entrever un proyecto inacabado en los exteriores, con cables que sobresalen de la pared en vez de luminarias o una gran duna de tierra en medio de una de las calles.El problema es que la Sociedad Cooperativa de Viviendas Hontoria de la Cantera Cyl, promotora del proyecto, «no aparece» por ningún sitio. De hecho, su desaparición también afecta al Ayuntamiento, ya que sus gestores «tienen un montón de deudas» como el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) de los últimos ejercicios.Basta con indagar en el Boletín Oficial de la Provincia (Bopbur) para comprobar que, efectivamente, la empresa en cuestión tiene «deudas tributarias» por este concepto como las liquidaciones correspondientes al año 2014. Asimismo, en febrero de 2015, la Gerencia Territorial del Catastro notificó un par de declaraciones pendientes ante la imposibilidad de contactar con los responsables de la cooperativa.Fuentes consultadas por este periódico señalan que las obras se paralizaron en su recta final porque no llegaron a venderse todas las viviendas. Quizá por ello, algunas de ellas se exponen con fotografías de hace unos años para su venta en portales web inmobiliarios. Ahora bien, la diferencia entre un «precioso chalet a estrenar» con «sol todo el día» o una «estupenda casa de campo», también «a estrenar», en La Pedraja reside en el precio, que oscila entre 128.000 y 200.000 euros.