Huellaranda lamenta la situación de precariedad del Centro de Animales

A pesar de que sobre el papel el centro de acogida de animales -actualmente cerrado ocho años después de su construcción- tenía como objeto reducir al máximo el número de muertes de animales abandonados, la asociación animalista Huellaranda advierte que aunque el concejal de Medio Ambiente, Alfonso Sanz, quiera acumular hasta 100 perros, el aforo de la instalación es de 40, «quizá 50 forzando mucho la capacidad correcta». «El centro tiene 21 cheniles más un espacio de cuarentena», argumentan sus responsables convencidos de que pensar que solo se va a terminar con los animales enfermos es completamente falso. «Están engañando a los ciudadanos, es imposible cumplir en realidad», rechazan con la vista puesta en las protectoras de animales, con refugios, cercanas «en las que de verdad sí se protege la vida de los animales por encima de todo y albergan muchos más de 100 animales».Huellaranda pone como ejemplo a la Protectora de Animales y Plantas de Burgos, donde actualmente se da cobijo a más de 250 animales; una cifra que en Aranda de Duero podría ser plausible. «No es descabellado pensar que nos pudiéramos acercar en nuestra localidad si respetáramos los estandartes de bienestar y respeto por la vida en el futuro Centro de Acogida», defienden.En cuanto a la idea del equipo de Gobierno de que sea una empresa externa la que gestione el recinto -y pese a que el pasado 5 de abril desde Huellaranda consideraban en este periódico la posibilidad de entrar de nuevo en la negociación- detallan que solo lo harán si cambian las condiciones. «Las que se nos ofreció en su día son totalmente inviables», advierten a sabiendas de que con la última propuesta no se cubre ni una décima parte del presupuesto necesario. Además, recuerdan que «una protectora no actúa igual que una empresa».Las declaraciones en las que el concejal de Obras y Medio Ambiente aseguraba que el estado de la instalación era bueno y que solo faltaba instalar una caldera tampoco son ciertas a su entender. «O Alfonso Sanz miente o hace tiempo que no va a ver las instalaciones». Como prueba, muestran una serie de fotografías en las que se observan desperfectos como una valla remendada con cuerda, cristales rotos y maderas podridas desde hace mucho tiempo, «lo que habrá hecho que el interior se haya deteriorado debido a las inclemencias meteorológicas». También hay una verja exterior con múltiples agujeros, además de una puerta endeble y un vallado mísero «que está lejos de evitar» que los animales se escapen o que entren vándalos. «Ni el interior ni el exterior están para nada acondicionados para albergar animales», concluyen desde el colectivo.Creada en la localidad burgalesa de Aranda de Duero en el año 2013, Huellaranda es una asociación protectora de animales, sin ánimo de lucro, que se dedica a atender animales abandonados y a buscarles un nuevo hogar «en el que se le ofrezcan todos los cuidados y atenciones que necesiten».