Localizan el cuerpo de Violeta Cubillo en la ribera del río Mataviejas

La «tristeza» y el «alivio» se entremezclaban ayer entre los vecinos y familiares de Violeta Cubillo, la mujer de 67 años, enferma de alzheimer, que desapareció en Puentedura el pasado 11 de abril. A estas alturas, nadie tenía esperanzas de encontrarla con vida, pero la búsqueda no se interrumpió en ningún momento desde que sus seres queridos dieron la voz de alarma. Finalmente, una patrulla de la Guardia Civil del puesto de Santa María del Campo localizaba el cuerpo de la mujer, pasadas las 5 de la tarde, en la ribera del río Mataviejas, a las afueras de la localidad y a unos 500 metros de una granja de su propiedad.«Menos mal», musitaba un vecino que se acercó hasta el lugar tras enterarse del hallazgo. Lo que no se explicaba, al igual que el resto de personas que conocían a Violeta, es que el cadáver apareciese en esa zona. En primer lugar, porque la mujer «nunca pasaba del puente» situado sobre el río que a mano izquierda conduce hasta la finca familiar a través de un camino de tierra, ya que «se cansaba rápidamente» y sufría problemas de movilidad. En segundo, por el difícil acceso al punto exacto en el que apareció, acordonado por la Guardia Civil para «no contaminar la escena». Además, la corriente del Mataviejas discurre hacia Lerma, por lo que se descartó la posibilidad de que su cuerpo fuese arrastrado.Fuentes de la Benemérita apuntaron a este periódico la hipótesis de que el cadáver se encontrase «tapado» debido a la crecida del Arlanza el día de su desaparición, por lo que resulta bastante factible que permaneciese bajo agua hasta que el caudal descendió lo suficiente. De hecho, la zona fue rastreada varias veces por los agentes, personal sanitario, unidades caninas y voluntarios que se sumaron al dispositivo de búsqueda por tierra y aire.Ahora será el forense el encargado de determinar las causas del fallecimiento. En este sentido, las mismas fuentes de la Guardia Civil aseguraron que «no se puede descartar un homicidio», aunque en principio parece una opción bastante improbable que la Policía Judicial comenzó a investigar in situ.Al lugar también se trasladó el hermano de Violeta. Por motivos evidentes, prefirió no hacer declaraciones, aunque mostró gran interés por saber cómo y dónde habían localizado a la anciana.Cuando la patrulla de Santa María del Campo localizó a Violeta, una decena de vecinos -entre ellos una sobrina- realizaban una batida por el monte junto a tres efectivos de la Unidad Canina de Rescate y Salvamento UCAS de Arrate. Nada más oír el «grito» de los agentes, todos supieron que había aparecido.«Ha sido un descanso para todos porque estaban muy implicados en la búsqueda», confesaba Judith Rasines, guía de UCAS y testigo del momento en que la sobrina de la anciana «lloraba y sonreía a la vez». También suspiraba con «alivio» Marisol García, vecina y amiga de Violeta, ya que perdió la esperanza de localizarla con vida «a las 10 o 12 horas» de su desaparición. En cualquier caso, se consolaba al saber que «su familia podrá pasar página» después de tres semanas de angustia e incertidumbre. García fue una voluntaria más y no dudó en prestar apoyo logístico a los efectivos que se sumaron al dispositivo. Asimismo, quiso«dar las gracias a todos los que han dedicado, aunque sean cinco minutos, para buscarla, lleven o no uniforme».