El Correo de Burgos

RIBERA

Los vecinos del centro de Aranda culpan a la alcaldesa del deterioro

Exigen medidas para recuperar la convivencia perdida ante el descontrol del casco histórico

Tras las noches, la suciedad y el mal olor se expanden por las calles.-L. V.

Tras las noches, la suciedad y el mal olor se expanden por las calles.-L. V.

Publicado por
LORETO VELÁZQUEZ
Burgos

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Están hartos y no ocultan su malestar. La Plataforma por un Centro Digno y la Asociación de Vecinos de la Zona Centro se unen en un escrito rotundo en el que culpan al Ayuntamiento y a la Policía Local del descontrol de un casco histórico en el que aseguran, la convivencia dejó hace tiempo de existir. «Hace ya meses que la convivencia en la zona centro se está haciendo insostenible debido a la falta de control y de sanciones a los excesos de los bares, bajo el amparo, protección e impulso del Ayuntamiento de Aranda y de la Policía local», advierten.La situación, explican, se repite todos los fines de semana de mayo a octubre, con conciertos «hasta altas horas de la madrugada» y unos bares que cierran mucho más tarde del horario estipulado en la normativa regional. «Lejos de poner freno para facilitar el descanso de cientos de conciudadanos, el Ayuntamiento se dedica a generar decretos que amplían durante semanas completas -sean días festivos o laborables-, los horarios de cierre o el nivel de decibelios permitidos».La situación es límite. «Hoy por hoy es una ciudad sin ley, donde es imposible descansar más de dos o tres horas antes de ir a trabajar; donde los botellones, orines, peleas y decibelios campan a sus anchas para enriquecimiento de unos pocos y amargura y desesperación de cientos de vecinos», lamentan mientras dejan claro que están a favor de las fiestas y del Sonorama pero siempre que se genere «un espacio de respeto para todos con niveles de ruido y horarios razonables. Estamos en contra de la saturación de eventos, de la falta de control y de orden y totalmente en contra de la impunidad que se percibe en la localidad», remarcan los ciudadanos.Con el objetivo de exigir una solución, una representación de estos vecinos ha mantenido esta semana una reunión a tres bandas con la Jefatura de Policía Local y un Ayuntamiento que contó con la asistencia de la alcaldesa, Raquel González, y de los concejales de Festejos y Seguridad Ciudadana, Marian Marín y Máximo López.Las primeras críticas no tardan en llegar. «La alcaldesa llegó tarde, alzando la voz y con ciertos aires bravucones y de superioridad», reprochan indignados porque apenas unas horas después han comprobado que allí se dijeron «más mentiras que verdades. Es duro decirlo pero nos mintieron en la cara», recriminan mientras ponen ejemplos. «Por un lado nos aseguraron que no se iba a permitir música exterior en los establecimientos privados pero por otro, han aprobado un decreto que elimina el límite de decibelios, y la Policía Local no sabe si se refiere solo a ruidos de eventos incluidos en el programa de festejos o cualquier ruido».PubsTambién nos aseguraron, continúan, «por activa y por pasiva que el día previo al comienzo de las fiestas -a pesar de lo que ponía en su propio programa de festejos-, los conciertos programados para ese día terminarían a las 0:00 horas cuando en realidad terminaron pasadas las tres de la mañana», censuran al recordar que durante la semana de fiestas el Consistorio amplía el horario de cierre de bares hasta las 6:30 de la mañana en el caso de los pubs.«No contentos con eso, tanto la madrugada del sábado (8 de septiembre) como la del domingo (día 9), los bares permanecen abiertos, con música en la calle a todo volumen, pasadas las 7:00 de la mañana sin ningún control, siendo los vecinos los que tienen que llamar a la policía para ver si cierran y pueden empezar a dormir».Tampoco encontraron en la reunión la clave para terminar con los actos vandálicos. El razonamiento esgrimido por una alcaldesa que entiende que «las multas no reducen el vandalismo», suena para los vecinos como «una excusa más para seguir sin hacer nada», comenta.«Los arandinos y arandinas pagamos unos impuestos al Ayuntamiento arandino para que los ciudadanos de la localidad tengamos orden, seguridad y limpieza en nuestras calles y una tranquilidad en nuestras casas, y son ellos los que gestionando esos impuestos deben conseguir un equilibrio que cada vez está más lejos de lo mínimamente aceptable», concluyen decididos a seguir luchando por la dignidad del barrio.

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