La UBU espera recaudar 10.000 euros para salvar a la alondra ricotí

Ya no queda ni rastro de la alondra ricotí en el resto Europa. Tan solo sobrevive en España, a duras penas eso sí. En Burgos, las últimas 12 parejas detectadas se resisten a desaparecer. Por fortuna, esta ave esteparia, solo presente en el Páramo de Corcos, contará con el apoyo de la Universidad de Burgos, que a través de UBUVerde se ha fijado el «objetivo» de recaudar 10.000 euros para evitar su extinción en la provincia.Este proyecto colaborativo surge a raíz del empeño previo de la Fundación Alondra Ricotí, presidida por el viticultor ribereño Jesús Lázaro (Adrada Ecológica). De hecho, el año pasado lanzó al mercado un tinto joven con el objetivo de recaudar fondos para garantizar su supervivencia. De momento, ha comercializado poco más de 2.000 botellas porque la producción fue «muy corta». Aún con todo, no duda en agradecer el «importante» apoyo que a partir de ahora brindarán la UBU y la Fundación Oxígeno para que esta ave «no se extinga».El director de UBUVerde, Luis Marcos, se ha involucrado con esta iniciativa dada la necesidad de «captar fondos» para «divulgar la problemática» de la alondra ricotí. Para ello, el proyecto contempla el desarrollo de charlas, conferencias o jornadas informativas que se intercalarán con «visitas al territorio». Además, las tres entidades promotoras pretenden fomentar el «voluntariado ambiental» para «rehabilitar el hábitat» de un ave cuya población ha descendido «dramáticamente» por culpa de la desaparición de la actividad ovina y el uso de «plaguicidas». Al mismo tiempo, resulta imprescindible adquirir parcelas que se adapten a las necesidades de la alondra y le sirvan como «refugio».Para concienciar a la ciudadanía -sobre todo a los estudiantes de la UBU- de la necesidad de mantener la presencia de la alondra ricotí en tierras burgalesas, Marcos detalla su intención de organizar una exposición que «rotará por todos los centros de la Universidad». Dicha muestra contará con «materiales divulgativos» para que la «población escolar y adulta» conozca de primera mano la historia de esta ave y su paulatina desaparición en el entorno de municipios ribereños como Caleruega o Casanova.A día de hoy, los ornitólogos calculan que las 12 parejas supervivientes en la provincia se mueven en un área aproximada de «150 hectáreas». El motivo, según explica el director de UBUVerde, reside en que no es un ave migratoria, sino que tiende a anidar «siempre en los mismos lugares» y, además, suele localizarse «a ras de suelo». Por lo tanto, se trata de una especie «muy vulnerable» que no ha gozado de la misma «suerte mediática» que otras aves en peligro de extinción.Marcos también considera que la alondra ricotí «se vincula muy bien con la identidad de nuestro territorio», de ahí su compromiso a través del organismo universitario a la hora de «generar estrategias para su protección». Lo importante, de entrada, es mantener la población existente y evitar la desaparición «a marchas forzadas» que ha sufrido en el resto del continente durante las últimas décadas.