El Correo de Burgos

TROTABURGOS / MORADILLO DE SEDANO

Rincón escondido entre el verdor

La localidad se encuentra en el corazón del Valle de Sedano, y hace de la naturaleza que la rodea su bella envoltura y razón de vivir

La iglesia de San Esteban guarda en su exterior e interior elementos de gran interés arquitectónico.-M. M.

La iglesia de San Esteban guarda en su exterior e interior elementos de gran interés arquitectónico.-M. M.

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M. M.
Burgos

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Agua y parajes entre quejigos y encinas son algunas de las señas de identidad del bello Valle de Sedano, en cuyo corazón se esconde Moradillo de Sedano, la cual contempla desde su rincón los bosques que enclavados entre imponentes montañas, resguardan desde el resto del mundo el frescor y verdor. Con cerca de una veintena de habitantes, y separada de la capital burgalesa apenas 50 kilómetros, este pequeño núcleo cuenta con riquezas difíciles de igualar. Y es que no en vano este valle es uno de los parajes incluidos en el Geoparque europeo de Las Loras, reconocimiento internacional a dicho patrimonio verde burgalés.Destacar así, por un lado, la riqueza natural que la zona ha convertido en uno de sus grandes reclamos. Amor por la naturaleza que comparten con quien fuera el mayor amante de la vida natural y animal española, Félix Rodríguez de la Fuente, al que se recuerda con una placa en la villa.Tesoro natural que da lugar así, a recorridos y tramos donde senderistas ‘de fuera’ y paseantes habituales ‘de dentro’ comparten saludos. Es el caso, por ejemplo, de la ruta ‘Valles Románicos’ que en apenas 10 kilómetros acerca al paseante, con Moradillo como punto de partida, a la vecina localidad de Quintanaloma y la ermita de Santa Ana, mientras en el agradable paseo se tendrá como guía el arroyo de la Nogala, uno de los muchos que con mayor o menor caudal fluyen con parsimonia por el entorno.Enclave natural al que se suma el patrimonio arqueológico que tiene en el entorno de Moradillo nombre propio. Se trata del dolmen de Las Arnillas, levantado hace más de 2.600 años, y que consta de una cámara sepulcral compuesta actualmente por 6 lajas y un pasillo de losas de 12 metros, y en el que tiempo atrás hallaron huesos de medio centenar de personas, así como utensilios y adornos realizados con conchas y ámbar.No debe olvidarse tampoco la otra joya de la localidad, que por igual atrae miradas y curiosidad, esta vez monumental pero también completando la bella arquitectura natural que enmarca la zona, como buen vecina que es del Espacio Natural de Hoces del Alto Ebro y Rudrón.Se trata de la iglesia de San Esteban, para muchos impresionante ‘recipiente’ de algunos de los elementos monumentales más bellos del norte de la provincia burgalesa. Elementos decorativos con siglos de historia tras de sí, entre los que destaca el definido por expertos y amantes del arte, como ‘un pequeño pórtico de la gloria’ que, al igual que su hermano mayor de Santiago de Compostela, brilla con nombre propio en las reseñas de arte.Y todo gracias a la excelente conservación de las numerosas figuras que lo componen -cuya contemplación frena la entrada del visitante al interior del templo- así como el recogimiento al que invita al estar todo el conjunto presidido por el Cristo descalzo y entronizado que, solemne y majestuoso, da a todos la bienvenida.Declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en junio de 1931 y en la actualidad Bien de Interés Cultural (BIC), el conjunto hace de ella uno de los mejores ejemplos del románico burgalés. Concluida en torno al año 1118 reúne también elementos góticos al haber protagonizado varias reformas, ya en los siglos XVII y XVIII a consecuencia de un incendio que destruyó algunos de los elementos originarios.

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