El Correo de Burgos

RIBERA

La vivienda protegida deja en Aranda la libre «tiritando»

Pese a la guerra de carteles, las viviendas de protección oficial absorben casi toda la demanda

En estos momentos hay 274 viviendas en construcción.-L. V.

En estos momentos hay 274 viviendas en construcción.-L. V.

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LORETO VELÁZQUEZ
Burgos

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Constructores e inmobiliarias coinciden: el excesivo número de viviendas de Protección Oficial, conocidas por VPO, están condenando al sector de la construcción en Aranda de Duero. «Están dejando a la vivienda libre tiritando», advierte el presidente de la asociación de constructores (Asecon), Eduardo López, a sabiendas de que este tipo de viviendas marcan los precios a la baja. «No se puede competir», insiste al recordar que el precio que los constructores han pagado por el suelo está muy por encima de una VPO. «Si imputamos el suelo estamos hablando del doble de costes».Y es que, en los últimos 14 años se han construido más de mil viviendas de protección oficial, entre la zona de las piscinas cubiertas, el polideportivo Chelva y el PRAU Centro Cívico; más las cerca de 500 que quedan por construir en el PRAU. «Así es imposible», lamenta un constructor que prefiere no dar su nombre. «Cuesta vender y las VPO nos han hecho polvo», señala convencido de que este tipo de viviendas deberían ser en bloque y nunca unifamiliares.En las inmobiliarias el análisis es muy parecido. «La obra nueva no se está moviendo como debería por la cantidad de casas de protección oficial que se van a hacer», señalaba el gerente de Hunter Properties, Rubén Madrigal.Para la directora de la inmobiliaria Inmoba, las VPO de la campa de las Dominicas han absorbido «una grandísima parte de la demanda existente. La gente pregunta pero que luego formalice la compra, es otra cosa», advierte mientras da otro dato: si la venta cuesta, el panorama se complica todavía más en la venta de viviendas sobre plano. «La vivienda es la mayor inversión de una familia y la gente no se fía».Pese a las dificultades, la lucha de carteles es palpable con una oferta variada y amplia. Si contabilizamos las viviendas en construcción, en estos momentos hay 274 a las que hay que añadir todas las que ya están terminadas. «Es una locura», advierte otro constructor.Según explica la gerente de Inmoba, la vivienda nueva se vende pero a precios mucho más bajos que en tiempos de pre-crisis; las seminuevas tienen una rápida salida, pero son muy pocas, y las de segunda mano se venden siempre que cumplan un requisito: tener ascensor. «Si están reformados se pueden vender por 90.000 y sino, por 60.000», afirma a sabiendas de que la vivienda libre suele estar un 20- 30% por encima de VPO.En cuanto a los barrios, las preferencias están muy enfocadas a la zona comprendida entre la Glorieta Rosales y el helicóptero. «Antes era el centro pero ahora la gente está tirando mucho por esta zona», puntualizaba por su parte el presidente de Asecon.Luego hay excepciones como un barrio de Santa Catalina que «estaba muerto hace unos años y que ha reflotado en los últimos ocho meses. Salvo algunas calles, todo lo que tiene ascensor se está vendiendo», explican desde Inmoba.Las complejidades de la venta se disipan en el alquiler. «Ahí hay lista de espera porque prácticamente no hay», señala Hunter Properties con la mirada puesta especialmente en el centro de la ciudad.La situación se complica y mucho en los comercios. «Los locales comerciales han bajado un 30% salvo la calle Isilla o una zona muy puntual», explica Madrigal con la mirada puesta en el auge de Internet y en la falta de aparcamientos. «A excepción de la acera de la Cruz Blanca, de los Jardines de Don Diego, de la plaza de la Constitución, la calle Isilla y parte de la Avenida de Castilla-, porque ya ni San Francisco-; los locales comerciales están muertos», asegura la gerente de Inmoba, consciente de que el concepto del comercio está cambiando.

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