El Correo de Burgos

RIBERA

El plan especial de las bodegas es tan poco concreto que induce a error

El arquitecto municipal recomienda delimitar las actuaciones para evitar confusión

El Plan Especial de Protección de Bodegas se encuentra ya informado en la oficina de Obras.-L. V.

El Plan Especial de Protección de Bodegas se encuentra ya informado en la oficina de Obras.-L. V.

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LORETO VELÁZQUEZ / Aranda
Burgos

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El borrador del Plan Especial de Protección de Bodegas Subterráneas que la empresa C.Andrés + LL. Masía ha entregado al Ayuntamiento de Aranda de Duero deberá ser más concreto. Así lo recomienda en su informe el arquitecto municipal, convencido de que el documento es demasiado generalista y puede inducir a confusión.El plan, al que ha tenido acceso este periódico, estipula en sus 600 páginas un análisis actual del entramado subterráneo -tras la visita de 28 de las 136 bodegas catalogadas-, así como recomendaciones ajustadas a las necesidades que surgen con los nuevos usos (recreativos, enoturístico, cultural o de restauración), y un estudio económico de lo que costaría desarrollar una primera fase que afectaría a estas primeras 28 bodegas, situadas en el espacio público que conforman las calles Isilla, Botica y plaza del Trigo.El arquitecto pone pegasEl informe técnico realizado por el arquitecto municipal no lo ve tan claro y pide concreción ante unas medidas «excesivamente genéricas» que dejan sin resolver, por ejemplo, los usos y obras que se podrán desarrollar sin comprometer el bien. En su opinión, el documento debe detallar de una forma más exhaustiva tanto los usos, como las obras permitidas y los materiales a utilizar.Su principal objeción se centra en la recreación de la traza subterránea sobre el pavimento de la calle, al entender que «la percepción de esta traza estaría muy limitada por los peatones que no podrían observar el conjunto y además podría interferir o confundir a personas con discapacidad visual». Información «que podría facilitarse a través de carteles informativos que reproduzcan el trazado de las bodegas subterráneas», defiende el trabajador municipal, convencido de que también haría falta para completar la normativa, un estudio geotécnico y un estudio sobre la preexistencia de lagares y sobre la oportunidad de su rehabilitación. «También sería conveniente regular cómo se aplicará y gestionará la inspección técnica de las edificaciones a las bodegas», añade.Su preocupación se extiende a la seguridad y aunque este tipo de construcciones impiden ser accesibles por su profundidad (10- 12 metros) y su limitación espacial, insta a realizar un estudio de las obras que serían necesarias para mejorar este aspecto en cada uso y en cada caso. «En definitiva, la normativa debería regular detalladamente cuáles son los usos que puedan admitirse y las obras que deben ejecutarse y los nuevos usos que se permitan respetando los condicionantes derivados de la declaración BIC, con garantía de las condiciones aceptables de seguridad», resume el técnico.Antes de la aprobación inicial que debe ser sometida a Pleno, el documento refundido deberá atenerse a los informes sectoriales. La aprobación definitiva dependerá como el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), de la Junta de Castilla y León.BorradorEl borrador del Plan Especial parte de los estudios previos que se han realizado, como el trabajo que Alberto Villahoz y Javier Iglesia llevaron a cabo en 1982; los levantamientos topográficos de Enrique Calleja (2008); el inventario que el Consistorio encargó a la empresa Terracota (en 2010), o la digitalización integral de la tesis doctoral que Fernando Blaya hizo en 2014.PropuestasLos redactores de este Plan, que pretende proteger el conjunto etnográfico arandino declarado Bien de Interés Cultural (BIC), propone para empezar, modificar el ámbito en su límite norte incluyendo la zona de protección arqueológica donde se presuponen vestigios de la traza de la antigua muralla, en la zona norte, en el talud del río Bañuelos. Además plantea una serie de actuaciones que incluyen medidas para evitar la entrada de aguas estableciendo pendientes adecuadas y pavimentos resistentes e impermeables; la recuperación de las zarceras y la apertura de las que estén cegadas, la señalización en suelo público, la identificación de los accesos y de las estancias situadas en planta baja (próximas a la entrada de la bodega); el diseño sobre el pavimento de la vía pública de la traza subterránea de cada bodega «con un tratamiento superficial» y determinaciones estéticas de reconfiguración del paisaje urbano, entre otras. En concreto aboga por intervenir en 26 zarceras (15 horizontales y 9 verticales) y 27 accesos.La normativa prohíbe por otro lado, el cierre de naves (si implica el corte de la circulación de las corrientes de aire necesarias para su conservación); las intervenciones que rompan las trazas originales, la obstrucción de zarceras, los repicados de bóvedas y la ampliación de galerías. Recomienda además evitar la compartimentación, garantizar la ventilación, favorecer un drenaje perimetral de las soleras con soleras flotantes y que las obras de refuerzo no falseen la esencia original. Para ello, expone una «escueta» relación de los materiales adecuados e inadecuados.PresupuestoLa ejecución de estos trabajos requiere, según este borrador, de un presupuesto de 42.000 euros, que se divide en 12.000 para el desmontaje y reposición de zarceras y el pintado de las tapas existentes; 28.000 euros para la recreación de la traza subterránea sobre pavimento de calle y 4.000 euros para la señalización de las bodegas con una placa de cerámica en la entrada. Para las actuaciones en el resto de las zarceras y señalización del resto de bodegas, cuya ejecución no se programa, estima un presupuesto de otros 43.000 euros.

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