El Correo de Burgos

EDADES DEL HOMBRE / LA REINA INAUGURA LA EXPOSICIÓN

«Pero, ¿ya nos tenemos que ir? Se me ha hecho muy corto»

Doña Letizia no tenía prisa por irse y aprovechó la visita para saludar a centenares de vecinos

La Reina camina junto a una de las imágenes del Arcángel San Miguel, ayer en Lerma.-SANTI OTERO

La Reina camina junto a una de las imágenes del Arcángel San Miguel, ayer en Lerma.-SANTI OTERO

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Acudió puntual a la cita a la colegiata de San Pedro, donde las autoridades, invitados y medios de comunicación esperaban expectantes la inminente inauguración de la vigésimo cuarta edición de Las Edades del Hombre en Lerma. Una vez allí, Doña Letizia disfrutó de su estancia en la villa ducal, a la que llegó entre aplausos y se fue estrechando manos y dejándose retratar por los vecinos, prestándose incluso a algún que otro ‘selfie’. De hecho, a la Reina se le pasó en un suspiro la visita a la exposición y su breve recorrido por el espectacular casco histórico de la localidad. Hasta el punto de que al terminar exclamó: «Pero, ¿nos tenemos que ir ya? Se me ha hecho muy corto». Acto seguido, dio media vuelta, cuando estaba a punto de recogerla el coche de la Casa Real, y siguió saludando, casi uno por uno, a los vecinos congregados en las aceras de la calle de la Audiencia y tras el vallado de la Plaza Mayor.Entre gritos de «Viva la Reina» terminó con uno de los laterales de la plaza y se encaminó resuelta hacia los soportales para hacerse una foto y seguir saludando a los presentes. El coche oficial y la escolta tuvo que seguir a Doña Letizia hasta que volvió a a cumplir el protocolo para despidió de las autoridades camino del campo de fútbol, donde la esperaba el helicóptero Súper Puma de la Fuerza Aérea en el que llegó y se volvió a Madrid. De recuerdo, se llevó unas cajas con dulces de las religiosas clarisas de Lerma y un cuadro que le obsequió el Ayuntamiento, entre otros souvenirs.La Reina estuvo acompañada durante toda la visita por las principales autoridades de la Comunidad, la provincia y la localidad lermeña. Varios de estos invitados que recorrieron la exposición y las calles de Lerma con Su Majestad destacaron que estuvo muy pendiente en todo momento de la comitiva y que elogió constantemente la belleza de las piezas expuestas en las diferentes sedes en las que se reparte en Lerma la muestra de Las Edades del Hombre.La alcaldesa de la villa ducal, Celia Izquierdo, permaneció junto a Doña Letizia durante todo el recorrido, dentro y fuera de las sedes. Tuvieron tiempo para compartir impresiones, sobre todo de aquellas obras que más llamaron la atención de la invitada: el ‘Ángel de la guarda’ de Aniello Stellato, ubicado en el monasterio de San Blas de las Dominicas de Lerma, y el ‘Cristo yacente’ de Gregorio Fernández.Izquierdo no podía ocultar su satisfacción al comprobar el recibimiento de los vecinos a Su Majestad. Sin lugar a dudas, el público más efusivo fue, curiosamente, el de menor edad. Con la excusa de la inauguración de ‘Angeli’ y la visita Real, los alumnos del colegio Pons Sorolla hicieron ‘pellas’ para saludar a la invitada de honor en la plaza de Santa Clara, a escasos metros del monasterio de la Ascensión, sede del quinto y último capítulo de la exposición.Tal fue el recibimiento de los escolares que la Reina retrasó unos minutos su entrada en el templo. En ese momento, su prioridad era estrechar las manos de los chavales que esperaban impacientes la llegada de Doña Letizia. Las sonrisas, y alguna que otra cara sonrojada, revelaban la mezcla de nerviosismo y emoción de los chavales y el equipo docente.No es de extrañar que a Su Majestad se le hiciera corta la visita. Su recorrido por los pasillos de la colegiata de San Pedro en los que se ubican las obras de los cuatro primeros capítulos ni siquiera llegó a la media hora. En cuanto al paseo por la Ascensión, la comitiva apenas permaneció 15 minutos en el interior de la estancia, presidida por ‘La coronación de la Virgen’, de El Greco.Durante toda su visita, la Reina hizo gala de una gran naturalidad, saludando a los presentes a la llegada, conversando en el recorrido de la exposición y acercándose a los centenares de curiosos que no quisieron perderse la escena. Además, llegó a confesar a la alcaldesa de Lerma lo mucho que le había «gustado» el pueblo, que a partir de ahora encara unos meses muy intensos y ajetreados en los que se espera una masiva afluencia de turistas para disfrutar de 90 piezas únicas de incalculable valor económico y espiritual.

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