Los comerciantes no descartan una «queja formal» contra Telefónica

Los negocios de Lerma que perdieron su conexión a internet desde el domingo a las 12 de la mañana hasta el lunes pasadas las 21 horas aún no han recibido una «explicación válida»por parte de Telefónica. Por ello, la Asociación de Empresarios y Comerciantes de la localidad (Asemyco) baraja la posibilidad de presentar una «queja formal» ante la compañía, aunque primero habrá que estudiar la mejor fórmula para llevar a cabo tal acción.La intención inicial de la entidad, según explicaba ayer su secretaria, Ana Carmen Ortega, era que el Ayuntamiento encabezase la reclamación. Sin embargo, el alcalde, Miguel Ángel Rojo, descartó dicha posibilidad porque la Corporación no sufrió la avería al carecer de fibra óptica. Aún así, el regidor manifestó su respaldo a los comerciantes porque «están en su derecho» y se mostró partidario de «apoyar el escrito» si la asociación finalmente se decide a dar el paso.Pese al regreso a la normalidad, los propietarios de los establecimientos que no pudieron cobrar a sus clientes con datáfono no ocultan su malestar por el perjuicio económico, «inestimable» pero elevado, que causó la incidencia en un día de gran afluencia turística como es un domingo en pleno verano. «Esto no puede quedar así», manifestaba Ortega consciente de los múltiples problemas que debieron afrontar los negocios que se quedaron sin conexión. Por ejemplo, «los hoteles no sabían quién iba a entrar por la puerta» porque no tenían posibilidad alguna de comprobar y gestionar sus reservas.También generó malestar la nula respuesta que los establecimientos abiertos en domingo recibieron por parte de Telefónica, pues no se tiene constancia de que se personase técnico alguno de la empresa para comprobar el origen del problema. Por el contrario, Ortega asegura que «hubo técnicos» de otra compañía «en casas particulares» para verificar si la incidencia era generalizada y si tenía que ver única y exclusivamente con la fibra óptica de Movistar.Pase lo que pase a partir de ahora, lo cierto es que Lerma se sumió en el caos en una mañana de domingo con los restaurantes llenos gracias al buen tiempo y la celebración de Las Edades del Hombre. Al no poder pagar con datáfono, los cajeros automáticos se vieron desbordados ante la avalancha de clientes que pretendían sacar dinero en efectivo para abonar sus facturas. No quedó más remedio, tal y como relataba Ortega el lunes por la mañana, que facilitar números de cuenta para que los comensales pagasen a posteriori ante la imposibilidad de hacerlo in situ.