El Correo de Burgos

RIBERA

El comercio apela a la «concienciación ciudadana» para mantenerse en pie

El sector atraviesa un año «flojo» debido al incremento de las compras por internet

Imagen de archivo de Aranda de Duero. ECB

Imagen de archivo de Aranda de Duero. ECB

Burgos

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Ya no es que el poder adquisitivo de las familias sea menor, que lo es. El problema reside en que lo poco que se gasta se hace fuera. Es el llamamiento que hace el comercio arandino, un sector que atraviesa un momento especialmente difícil. «Está todo muy flojo», asegura la gerente de Marabela, Olga Rojo, convencida de que junto a los salarios más bajos se unen otros factores como internet y, sobre todo, el auge del imparable Amazon.En Aranda de Duero, profundiza, la crisis comenzó a ser palpable hace tres años. «Aquí la crisis nacional no se notó mucho, pero ahora estamos en una época en la que no remontamos», lamenta a sabiendas de que la única solución es la «concienciación ciudadana». «La gente tiene que sentir como suyo el comercio local porque forma parte de la ciudad. Aquí hay calidad y variedad pero depende de todos lograr que las calles no se apaguen», apremia.Para Cristina Valdazo, de Valdazo Bebés, aunque la crisis ha llegado hace poco, el problema comenzó hace cinco años con un cambio de mentalidad de la gente joven, que apuesta claramente por el mercado de la segunda mano y por las cosas prestadas, «algo que antes se veía raro». «La gente mayor sigue comprando igual, pero la gente joven ha cambiado y tenemos que cambiar el concepto», defiende con la vista puesta en la venta especializada, en productos de calidad media y alta que «sí funcionan», en los que no sea fácil encontrar por Internet y por productos de uso personal. La especialización, de hecho, se salva. «Nosotros nos mantenemos», explica Laura Novias.Tras 33 años al frente de la tienda de ropa Número 8, María Teresa Aubeso prepara una jubilación que por ahora no tiene fecha. «Yo he tenido mucha suerte porque he tenido mi clientela que ha sido fiel a las varias marcas que tengo», explica. El secreto de su éxito, en su opinión, radica en la pasión, la calidad y el trato personalizado. «Si no tienes pasión es mejor no abrir», recomienda.Ella lo tiene claro: Internet lo cambiará todo. «Cuando Amazon tenga la sartén por el mango y no haya comercios de proximidad, los consumidores estaremos en sus manos», advierte convencida de que a día de hoy se pierde un cliente por «medio euro».Con el objetivo de volver a alzarse como epicentro del comercio local, las galerías de la calle Isilla han establecido una estrategia con la asociación empresarial Jearco, para fomentar el emprendimiento. «Ofrecemos a emprendedores locales a precios reducidos para que comprueben si su idea de negocio funciona, y la verdad es que estamos encantados», asegura. Y no es para menos si tenemos en cuenta que solo uno ha abandonado. El resto se ha quedado en las galerías una vez ha terminado el periodo de bonificación. Con esta estrategia, las galerías han recuperado peso sustituyendo la imagen de numerosos locales vacíos por negocios variados tanto en la planta inferior como en la superior.Las galerías apuestan por la renovación como clave de desarrollo. «A día de hoy, para vender hay que pelear mucho», detalla con el convencimiento de que la reactivación se produce por las tiendas especializadas que tienen productos que no hay en otro lugar de la ciudad y por la variedad de un centro que tiene «un poco de todo». Además, «nos estamos moviendo mucho», señala el galerista, propietario de una galería de arte que fundamentalmente trabaja a nivel internacional.Si el comercio vive horas bajas, la hostelería salva las cifras, tanto los asadores como los restaurantes de cocina más moderna. «El año pasado, el primer semestre no fue excesivamente bueno pero cerramos el año muy bien y este va sensacional», analiza Rafael Mikel, de Casa Florencio. En su opinión, el enoturismo juega un papel primordial. «Está claro que ha llegado para quedarse y que el lechazo y el vino es una ecuación perfecta», celebra.Pero la fórmula se abre a otras cartas. «Está siendo un buen año y ahora con el calor, lo será todavía más», subraya, desde el restaurante La Pícara, Félix Marina.

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