RIBERA
El viñedo en altura, una técnica en alza también en la DO Ribera
Sus adeptos aseguran que se consiguen vinos con aromas más finos y más longevos
Ya se vio en la última edición de ProWein, la principal feria profesional de vinos y licores. Con la amenaza del cambio climático cada vez más presente, la tendencia en el sector vitivinícola invita a apostar por viñedos en mayor altura. Así y aunque Ribera ya está de por sí en alto (sobre todo la parte burgalesa y soriana), se dan casos de bodegas que tienen muy en cuenta la altitud para la elaboración de sus vinos. Siguiendo el ejemplo de los Riesling, en las montañas de Colorado (a 1.975 metros) o los Mascate, en la meseta del Tíbet (a 3.563m), encontramos varios ejemplos más cercanos en la Ribera burgalesa.Es el caso de Juve & Camps. Cuando compró hace unas semanas Campos Góticos, tal y como adelantó este periódico, la altitud fue uno de los factores que convencieron a los compradores. Ya habían adquirido un año antes Torres de Anguix –ahora Pagos de Anguix- y este nuevo viñedo llega para completar un sueño del grupo de origen catalán. «Teníamos muy claro que queríamos ese viñedo que además es ecológico», explica su enólogo, Pedro Elena Viadero.En la bodega de Pago de Capellanes llevan un año y medio investigando y recuperando un viñedo viejo en altura. «En nuestra voluntad de superación y pasión por lo auténtico, hemos querido dar un paso al frente», aseguran desde la bodega de Pedrosa de Duero. Para ello, apostaron por Fuentenebro, Pardilla y Honrubia, donde se encuentran los viñedos más altos y más antiguos de la Ribera del Duero, con laderas de arcilla y a más de mil metros de altitud.«Estas tierras están compuestas también por feldespato y mica, prueba de ello son las múltiples minas que se encuentran en el camino», explican con la certeza de que una manera de asegurar el futuro de la excelencia es a través de terrenos poco intervenidos, «que garantizarán la obtención de uva de calidad gracias a su clima mucho más frío, con sanidad total por su altura y ventilación». Sus primeros vinos «en altura» saldrán en un plazo de dos años.
Aunque está de moda no es nuevo. Algunos de los primeros viticultores de la Denominación de Origen ya apreciaron sus ventajas hace años. «Mis antepasados plantaron aquí a 970 metros de altura y aquí seguimos, convencidos de que la altitud fija la calidad de nuestros vinos», señala desde Bodegas Avan Juan Manuel Burgos.Pros y contras
En su opinión, en viñedos más altos la temperatura es inferior, y la luminosidad también. «Llueve un poco más y las diferencias térmicas son más agudas. La uva tarda más en madurar por lo que hay que dejar menos producción para que madure. Tienen además más acidez, más PH y aguantan más», explica, mientras da otros datos de interés como un porcentaje de alcohol más bajo que en las zonas más cálidas. «Los aromas son más finos», destaca convencido de que la altitud es precisamente lo que diferencia a la Ribera del Duero del resto de zonas vinícolas regadas por el río Duero. «Al estar en alto tenemos vinos más delicados». Y es que, dos grados de diferencia pueden cambiar muchas cosas. «Cuanto más alto esté un viñedo menos riesgo de Botrytis y de otras enfermedades porque la temperatura es fundamental para los hongos y con dos grados menos no se desarrollan».La pregunta es obvia. ¿Por qué se dejó de plantar en altura en los últimos 30 años? La respuesta la ofrece el laboratorio enológico RedLab Spain. «Como en casi todas las cosas tiene su punto negativo y es que, una altura elevada alarga la maduración y se corre el riesgo de que la uva no llegue a madurar y por tanto, se retrase la fecha de vendimia que en Ribera de Duero suele dar paso a fechas de mucho riesgo de lluvias e incluso heladas». Dicho esto, puntualiza, el cambio climático favorecerá este tipo de plantaciones.Soria y Valladolid
Lo cierto es que el «Mejor Tinto Español», el «Mejor Ribera del Duero» de 2015 y el vino merecedor de la Medalla de Oro por el International Wine Challenge 2019, es un vino de una bodega emplazada en una localidad a 926 metros de altitud. Legaris lleva por nombre en la etiqueta y procede de viñedos de la localidad soriana de Alcubilla de Avellaneda. Esta misma bodega comercializa un vino de altura, de nombre Páramos, que hace su alquimia con uva tempranillo cultivada en los páramos de Moradillo de Roa (Burgos), Peñafiel (Valladolid) y Pesquera de Duero (Valladolid) en terenos pedregosos a más de 900 metros de altitud.También en Valladolid, Bodega Veganzones en Fompedraza, a 8 kilómetros de Peñafiel, la altitud da nombre a una gama de vinos en la que aparecen dos tintos de Ribera de Duero, 912 de Altitud Tierra Caliza, 912 de Altitud Tierra Arcillosa; y un blanco de Rueda, 912 de Altitud Tierra Arenosa. En 1999, los nietos del primer viticultor de la familia deciden plantar 25.000 cepas en el páramo de Fompedraza, con cualidades diferentes, pero en la misma altitud: 912 metros sobre el nivel del mar. En 2007 la pequeñay familiar Bodega Veganzones inicia una nueva andadura, donde la vendimia y la selección del racimo manual constituyen, junto con la altitud donde crecen las viñas su seña de identidad.