El hospital de Aranda raciona las mascarillas

ARANDA

Dada la rotura de stock derivada de la compra indiscriminada tras la alerta del coronavirus, el hospital Santos Reyes ha decidido racionar las mascarillas sanitarias y garantizar su control para que no falten cuando se necesiten. «Están bajo llave», aseguran desde gerencia mientras dejan claro que las FFP2 – especializadas contra salpicaduras-  solo se utilizan en tomas de muestra mientras que las quirúrgicas, que son las más sencillas, se reservan a operaciones y para los pacientes que llegan a urgencias con síntomas catarrales para que no contagien. Ni una más. El control es férreo y la advertencia clara: si algún trabajador utilizara para uso propio mascarillas o soluciones hidroalchólicas «cometería una falta contra el destino para uso público de ese material que será convenientemente denunciada ante las autoridades». Así lo advierte el propio gerente, Evaristo Ruiz, en una circular interna. Lo cierto es que por más que ha explicado la Organización Mundial de la Salud (OMS), que este tipo de mascarillas no sirve para protegerse del coronavirus y que solo las deberían usar las personas infectadas para no contaminar a otras; la alarma social ha hecho mella también en Aranda de Duero. «Las mascarillas están súper agotadas y si llegan van a estar muy controladas», explica la parafarmacia Naturalmente, al recordar que ante la rotura de stock, las fábricas primero envían a hospitales y clínicas.Lo mismo ocurre con los geles hidroalcohólicos. Lo que antes era un producto casi residual se ha convertido en el más buscado. Según explican en varias farmacias y parafarmacias de la ciudad, llegan con cuentagotas y hasta con subidas de precios.NegativoPor ahora ni en Aranda de Duero ni en la comarca se han producido casos «positivos». Los únicos dos –el primero que se registró en Castilla y León (hace un mes y medio) y un trabajador de la fábrica Michelin (la pasada semana), han dado negativo. El primer caso era un hombre alemán que estaba en Aranda y que había estado en contacto en los días previos con una mujer china, con la que trabajaba, que se había contagiado; mientras que el segundo, es un trabajador local.Más información en la edición impresa