El Correo de Burgos

El Cristo Yacente protagoniza la Semana Santa briviescana

Con todas las medidas sanitarias, los asistentes contemplaron la recreación de las estaciones

Con aforo limitado y todas las medidas sanitarias preventivas, más de un centenar de asistentes acudieron al acto que escenifico las últimas estaciones en el altar mayor. FOTOS: G. GONZÁLEZ

Con aforo limitado y todas las medidas sanitarias preventivas, más de un centenar de asistentes acudieron al acto que escenifico las últimas estaciones en el altar mayor. FOTOS: G. GONZÁLEZ

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Gerardo González / Briviesca
Burgos

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La suspensión por segundo año consecutivo de las procesiones de la Semana Santa briviescana ha llevado a la cofradía de la Vera-Cruz a centrar su único acto de escenificación en el Vía Crucis penitencial del Viernes Santo en la iglesia parroquial de San Martín. 

Con aforo limitado y todas las medidas sanitarias preventivas más de un centenar de asistentes acudieron al acto que escenifico las últimas estaciones en el altar mayor y la capilla lateral. Varios cofrades simularon el clavado del Cristo en la Cruz y la elevaron con ayuda de cuerdas ante la presencia de la Virgen María. 

Posteriormente se realizó el Descendimiento recibiendo el Cristo a pie de la cruz su madre para concluir con la introducción en el Santo Sepulcro del retablo del templo. La escenificación es una de las tradiciones de la Semana Santa de Briviesca, No se conoce con exactitud el momento en el que dejo de hacerse, pero fue recuperada en 2014 tras años sin realizarse, avalada por tratarse de un Cristo con los brazos articulados. 

Esta decisión de recuperarla se estudió por la cofradía durante años, especialmente por los perjuicios que pudiera suponer para la talla, realizada en 1767, hasta que las oportunas revisiones por expertos la calificaron como apta para realizar esta práctica. 

No es la única tradición peculiar de la Semana Santa de Briviesca vinculada al Cristo Yacente ya que tras la solemne procesión nocturna del Viernes Santo la tradición manda trasladar el sepulcro que alberga el cuerpo del Crucificado a su término a la iglesia de San Martín. 

En ella se extrae la imagen y se la deposita en un catafalco cubierto por un manto negro con el escudo de la ciudad bordado en oro donde permanece hasta el Domingo de Resurrección. 

Las actuales restricciones también han dejado en los dos últimos años la ausencia de la exposición de los pasos procesionales en la excolegiata de Santa María La Mayor. La Semana Santa briviescana no cuenta con tallas de artistas de renombre pero su fuerza expresiva no deja indiferente a nadie trasmitiendo sentimientos que entran por los ojos en una progresión representativa de la Pasión y Muerte de Cristo. 

Entre los cortejos procesionales de la capital burebana destaca el Viernes Santo en la que los pasos acompañados de medio millar de cofrades marcan el punto más alto de las mismas. 

Siguiendo con fidelidad los hechos de la Pasión, la Oración en el Huerto, que desfiló por primera vez en el año 1917, inicia la marcha seguida por el paso de la Flagelación del Señor, que participa desde el año 1950, el Ecce Homo, talla del siglo XVII, y la representación de la Pasión y Muerte donde el Nazareno, figura realizada en el siglo XVII, y precedida de dos cofrades portando la cruz penitencial. 

Este avance procesional anuncia la llegada de las tallas de mayor tamaño y expresividad de las procesiones briviescanas. La Verónica, incluida en el año 1951, precede al paso de La Elevación de la Cruz, la más reciente incorporación, que prepara para la impactante imagen del Santísimo Cristo de la Expiación. Esta talla del siglo XVI tiene una especial fuerza expresiva en la que se muestra al crucificado en la soledad de la cruz con rasgos que recogen sin crispación un profundo dolor.

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