«Hay mucha gente dispuesta a vivir en los pueblos, pero hacen falta facilidades»

«Los pueblos que se sepan mover, que sean valientes y tomen la iniciativa no están condenados a morir». Así de claro lo tiene Sergio Bravo, codirector del primer Curso de Verano de la Universidad de Burgos (UBU) sobre Reto demográfico y experiencias de éxito en la repoblación rural que se celebrará en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales entre el 10 y el 14 de julio. Y no lo dice por decir. Sabe que el que la sigue la consigue, y ahí están los ejemplos de Artieda (Zaragoza) y Camprovín (La Rioja) para demostrarlo. De hecho, los impulsores de ambas experiencias participarán en este foro orientado a la generación de sinergias efectivas para combatir la sangría poblacional que tanto afecta a la provincia.

Tras su paso por la Asociación Ábrego y el Ayuntamiento de Poza de la Sal, este joven técnico de Turismo oriundo de Madrid ha trabajado codo con codo en múltiples proyectos con Luis Marcos, director de UBUVerde. Si algo ha aprendido desde que aterrizó en tierras castellanas es que abundan las buenas ideas, pero de nada sirve que cada uno haga la guerra por su cuenta. Hablando en plata, lamenta que «en Burgos estamos a por uvas». De ahí la necesidad de organizar un curso como este que permita observar de primera mano cómo se pueden desarrollar «proyectos realmente transformadores».

Cierto es que la pandemia supuso un pequeño «balón de oxígeno» porque muchas personas abandonaron las ciudades. Pero fue algo «coyuntural», un espejismo temporal que en ningún caso permitió paliar la despoblación del medio rural. No queda otra, por lo tanto, que analizar «qué está fallando». Y aunque sea «triste decirlo», cree que el problema reside en la «falta de proactividad» y de «planificación».

Con ello se refiere, por ejemplo, al tema de las subvenciones. Muchas veces se trabaja «a salto de mata» sin fijar unos objetivos previos. Además, los ayuntamientos pequeños carecen de recursos -sobre todo humanos- para gestionar las ayudas procedentes de fondos europeos. En esa tesitura, «los alcaldes hacen lo que pueden», pero desgraciadamente «se dejan escapar muchísimas subvenciones» dadas las carencias existentes.

Oportunidades hay, pero se debería saber aprovecharlas. «Hay mucha gente que estaría dispuesta a vivir en los pueblos, pero hacen falta facilidades», advierte Bravo tras remarcar que Burgos parte con la «ventaja» de su envidiable posición geográfica. No obstante, valora de manera muy positiva la impronta de ayuntamientos como el de Belorado, que en la anterior legislatura puso en marcha la primera Concejalía de Repoblación de todo el país. Obviamente, el reto es enorme, pero «van por el buen camino».

Otro factor a tener en cuenta es la configuración de un entorno propicio para generar ecosistemas capaces de atraer población. En este sentido, Bravo reivindica que la cultura rural «puede ser tan contemporánea como en la ciudad». Es decir, se pueden mantener las raíces pero sin enrocarse en «tradiciones, procesiones y vaquillas».

Expertos en la materia

A la hora de diseñar este curso, cuyo plazo para inscribirse finaliza el martes 4 de julio a las 14 horas, sus codirectores apuestan por figuras reconocidas en la lucha contra la despoblación como Benito Burgos, responsable del Programa de Cultura y Ruralidades del Ministerio de Cultura; Jaime Izquierdo, comisionado para el Reto Demográfico en Asturias; Miguel Martínez Tomey, miembro del Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR) de Aragón o Joaquín Alcalde, director de El Hueco y de la Feria Nacional para la Repoblación de la España Vacía (Presura).

El curso, abierto a «todo el mundo», pretende atraer fundamentalmente a todas aquellas personas con «capacidad de acción» para revertir la imparable tendencia de acumulación poblacional en las grandes ciudades. Para ello, se dedicarán un par de tardes a conocer de primera mano las exitosas experiencias de Artieda y Camprovín, dos «ejemplos a seguir» cuyos planes para atraer nuevos vecinos y potenciar su desarrollo llevan tiempo dando sus frutos.