Todos se mueven en Torrepadre

Al grito de ¡Torrepadre se mueve! ha arrancado la jornada en el municipio del Arlanza. Dicho y hecho. Estaba a punto de comenzar la decimocuarta edición de su ya tradicional Subida al Ahijón y andarines, corredores y ciclistas calentaban motores, dorsal en pecho. Llegados de hasta una treintena de municipios de la provincia, buena parte del entorno, incluso de otras regiones, todos llegaban dispuestos a dejarse llevar por las sendas marcadas y el disfrute. Por delante, 12 o 17 kilómetros de páramo y ribera. Y el calor de rigor por estas fechas.

A gloria sabía la fruta que los esperaba en meta -junto a las antiguas escuelas de la localidad- y la ducha que los aguardaba tras el frontón. Era este el epicentro de la fiesta deportiva, solidaria e inclusiva en la que se convierte año tras año esta más que consolidada cita veraniega. Fieles son a ella los integrantes de asociaciones como Aspanias o Apace, a pie o en sillas preparadas para la ocasión, con o sin apoyo. Porque en ese pueblo siempre hay hueco para la inclusión. Y para la solidaridad. A ello contribuyen, precisamente, con la donación del dinero recaudado con las inscripciones. En esta ocasión, se destinará a la Asociación de Familiares y Afectados por Esclerosis Múltiple (Afaem), que emplearán la ayuda en impulsar un programa de terapia mediante el deporte.

Los miembros de la agrupación local que en cada edición hace valer su nombre, Torrepadre se mueve, supervisaban que todo transcurriera como debía y que cada participante recibiera el oportuno obsequio a su llegada: un desfile que se prolongó un par de horas para desembocar en una exhibición de zumba, que los menos amigos del baile contemplaban a la sombra, mientras prendía la brasa de la que saldría el posterior aperitivo. Antes, los más pequeños habían recorrido las calles del pueblo a la carrera, con pizca de competitividad y la satisfacción de tener asegurada la medalla. Hubo por doquier, tantas como mochilas.

Los más rápidos del lugar levantaron un singular trofeo, piezas únicas ‘coloreadas’ con las señas del evento. Color imprimió también durante la mañana el artista Jaté a una cuba que ya lista se sorteó -gracias a las inocentes manos de Marina y María- entre los participantes, junto a un patinete eléctrico donado por una de las decenas de firmas patrocinadoras, esas que sustentan los esfuerzos de los hacen posible que absolutamente todos se muevan en Torrepadre.

Homenaje

Por su implicación, precisamente, recibieron homenaje sorpresa dos vecinos, Bernardo López y Araceli García, famosos por su karaoke y su disposición siempre a colaborar en distintas actividades. Gustosos recogían el trofeo que materializaba este reconocimiento. Y entonces sí, a comer, en fila y con Chayanne dando gracias a la vida en los altavoces. Objetivo cumplido.