La villa textil de Pradoluengo rinde homenaje a las tejedoras de su historia
Un gran mural elaborado por Christian Sasa muestra a Julia Rubio, de 104 años, la trabajadora más longeva de la villa. La propuesta impulsada desde el ayuntamiento se completa con un documental de Lucas Maté Tejedor que recoge los testimonios del pasado fabril de la villa

Cristian Sasa plasmó a Julia Rubio con su máquina en una de las entradas de la localidad.
Durante los quince días que Christian Sasa estuvo pintando en Pradoluengo, recibía cada tarde una visita muy especial. Julia Rubio Martínez, de 104 años, protagonista de la imagen que iba surgiendo de sus manos, llegaba ayudada por sus sobrinas, y le sonreía.
Es la mejor señal de que Pradoluengo ha acertado con su propósito. El ayuntamiento de la villa quería rendir tributo al trabajo de las mujeres que durante décadas forjaron el pasado textil de su industria. Una propuesta que tiene en esta ocasión una doble variante. Al mural que embellece la entrada por la carretera de Burgos, frente a la Fuente de Bollo, se une un documental realizado por Lucas Maté Tejedor que plasma su historia con las voces de los protagonistas. «El ayuntamiento quería representar la importancia del trabajo de las mujeres en la industria textil de la localidad», explica el autor del mural.

El mural rinde tributo a las mujeres de la localidad.
Christian Sasa es un artista burgalés, autodidacta, de reconocido prestigio, cuyas obras han conseguido estar entre las de los mejores muralistas de todo el mundo. En Burgos capital es autor, junto a Christian Fernández, de la remodelación del callejón de las Brujas. También es el creador del mural que embellece el Centro de Salud de Santa Clara y el homenaje a Antonio José y a Federico Olmeda. También embellecen las paredes de municipios como Villaveta, Melgar o Villangomez. Pero también es reconocido fuera de nuestra provincia con trabajos en Cuenca o Tarragona.
«En un primer momento, la propuesta era la reproducción de una imagen antigua de un taller con las primeras máquinas de hacer calcetines, pero les propusimos una variante, que al final fue la que se eligió». explica el artista plástico. La idea quería unir el homenaje a las mujeres que trabajaron en la industria. Pero también, se quería mostrar como era el trabajo textil a las personas que desconocen el oficio y su influencia en la vida de la localidad.
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En la unión de ambos objetivos se encuentra en Julia Rubio Martínez, la protagonista de la imagen del mural. Con ella recrearon la escena que ha cobrado vida en una pared de la villa. Y es que Julia dedicó toda su vida a trabajar en los telares. Cerca de 50 años realizando boinas y calcetines. «La trajeron sus sobrinas para hacer las fotografías de base y en cuanto vio la máquina, se agarró con fuerza a la manivela», explica Christian.
La imagen final nos muestra a la Julia actual, la veterana y centenaria mujer, con una enorme sonrisa, agarrando con la energía de sus manos de 104 años, la máquina que le acompañó durante gran parte de su vida. «Me resulta bonito. Poner en valor las tradiciones y poder retratar a alguien del pueblo que representa de manera más cercana lo que queríamos expresar. Es especial», explica Cristian
Su imagen da vida a pared, de nueve metros por dos, con el lema Pradoluengo villa Textil. Un nuevo símbolo del lugar que se alza en representación de aquellas personas que forjaron su pasado. Las mujeres que tejieron la historia de Pradoluengo con su esfuerzo y trabajo.
TEJIENDO HISTORIAS
La propuesta de villa ha dado un paso más para recordar la historia industrial de la localidad. Lucas Maté Tejedor realizó las fotografías que sirvieron de base al trabajo de Christian Sasa. Pero su contribución ha supuesto la realización de un completo documental bajo el título ‘Tejiendo Historias’ que muestra el pasado, presente y futuro del Pradoluengo textil con las mujeres de la localidad como centro de la vida industrial. Un homenaje global. «Con esta propuesta quise mostrar la implicación de las mujeres en la industria textil de Pradoluengo de la mujer en la industria textil de Pradoluengo. Una propuesta paralela, relacionada, con el mural», explica Lucas Maté.
Un trabajo que nos muestra un amplio abanico del pasado textil de la localidad, a través de variados testimonios de los vecinos que muestran el pasado, pero también el presente y el futuro de la villa a través de testimonios e imágenes de sus protagonistas. Recuerdan la historia de Pradoluengo que está ligada desde el siglo XV al textil, cuando fue centro de la manufactura lanera, destacando por sus fábricas, batanes y las emblemáticas casas indianas. La prosperidad llegó, especialmente, en el siglo XIX, cuando convirtió a esta localidad en un referente nacional, conocido por la producción de bayetas, boinas y calcetines. Aun en el presente Pradoluengo mantiene viva la esencia de su legado industrial
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«La mujer tuvo un papel muy importante, hacían el trabajo de mano, calcetines, fue parte esencial de la industria. Con jornadas largas», explicó Lucas Maté. Para este creador, la experiencia ha sido «muy positiva y enriquecedora» le ha permitido conocer mejor la historia y a algunas de las personas que la hicieron posible.
El trabajo recoge, entre otros, el testimonio de Teodora , la última boinera que recuerda su trabajo en la fábrica y el tiempo que compartió con otras compañeras, entre las que se encontraba Julia, la protagonista del mural, de la «que guarda un cariño especial». De aquella época destaca la camaradería y el buen ambiente, así como la ayuda que le prestaron, ya que entró a trabajar en la industria con 14 años y fueron muchos los oficios que debían de realizar. «Eran tiempos en los que destacaba la ayuda mutua. Julia ha hecho de todo en la fábrica, prácticamente todas las labores que lleva la realización de una boina». Para Teodora, la idea del mural es un acierto «por el cariño que la tengo es muy grande, pero también porque han sido mucha la labor que hemos hecho las mujeres para ayudar a la economía familiar».
El trabajo del documental realizado por Lucas Maté Tejedor también recoge el testimonio de las sobrinas de Julia Ino San Román y María Ángeles Rodríguez. «Nos llamó el ayuntamiento del ayuntamiento para ser la modelo. Es un orgullo. Gracias a esta propuesta la vamos a poder seguir disfrutando».
Relatan que la vida de su tía fue siempre el trabajo. Comenzó con 12 años, con una familia de la localidad en San Sebastián. Al estallar la Guerra Civil, Julia regresó a la localidad y trabajó desde los 14 a los 63 años, cuando se jubiló. La recuerdan siempre en el telar, y en casa continuaban con «el de los calcetines, a sacar hilos, darles vuelta toda la vida allí». Sus fuerzas a los 104 años no le permiten hablar mucho, pero sus vivos ojos siguen transmitiendo fuerza. Cuando veía trabajar a Christian les preguntaba: ¿Pero por qué me pinta a mí ?
Una iniciativa que ha conseguido aunar el homenaje a los mayores, a la mujer y a la industria que fue la base de esta localidad. En su inauguración se descubrirá una placa que explique el mural con un código QR para enlazar al documental.
Es ya un nuevo símbolo de Pradoluengo que perdurará en sus calles con la radiante y hermosa sonrisa de Julia.