Trotaburgos
Huérmeces, señorío y legado histórico en el Valle del Úrbel
La localidad destaca por su arquitectura nobiliaria, casonas blasonadas y entorno natural. El río Úrbel y la Senda de Valdegoba conforman uno de los paisajes y patrimonios más relevantes del norte de Burgos

Imagen de la iglesia de San Juan Bautista.
Huérmeces es una villa situada en el norte de la provincia de Burgos, a apenas 28 kilómetros de la capital. Dotada de un notable legado arquitectónico y enclavada a orillas del río Úrbel, cuyo cauce acompaña y da forma al municipio, esta localidad es reconocida por su caserío, palacios, casas blasonadas y por haber sido tradicionalmente lugar de residencia de la burguesía y linajes poderosos. El rico patrimonio histórico, el peso de sus actividades tradicionales y la biodiversidad que domina su paisaje hacen de Huérmeces un enclave singular en la comarca del Valle del Úrbel.
Enclavada en una fértil llanura junto al Úrbel, la villa de Huérmeces representa uno de los núcleos históricos con mayor arraigo en el norte burgalés. Su geografía, dominada por el curso del río que discurre hacia el Arlanzón, fue determinante para que en siglos pasados hasta una decena de molinos funcionasen simultáneamente, impulsando la economía local gracias al aprovechamiento de los recursos hídricos. La historia documentada de Huérmeces se inicia en el año 1.124, aunque la huella humana en sus inmediaciones se remonta a la Prehistoria, tal como confirman los vestigios neandertales hallados en la cercana Cueva de Valdegoba. Este emplazamiento ha estado ligado al devenir histórico de Castilla desde las primeras repoblaciones y fue bastión avanzado en la Reconquista durante el siglo IX.
Los archivos atestiguan que, ya en 1.124, Huérmeces figura como una localidad activa, próspera y bien comunicada con la ciudad de Burgos y el Valle de Santibáñez, como lo demuestra la donación de tierras por herencia a la Catedral de Burgos. Este atractivo estratégico, unido a su entorno natural, explica por qué familias de renombre como los Padilla, Arriaga, Fernández Zorrilla, Rojas o Velasco se asentaron y construyeron aquí sus palacios, imprimiendo carácter al caserío. Entre las edificaciones de mayor interés destaca el templo parroquial de San Pedro Apóstol, obra del arquitecto Fernando González de Lara, considerada una de las escasas muestras de arquitectura religiosa neoclásica en Burgos y uno de los mayores referentes artísticos del municipio.
Patrimonio arquitectónico y nobleza local
El desarrollo de Huérmeces ha estado condicionado por la influencia de los grandes linajes castellanos, convirtiendo la localidad durante varios siglos en destino predilecto de la nobleza provincial y de familias acomodadas. Los apellidos Padilla o Rojas dan testimonio del esplendor nobiliario, pues construyeron notables palacetes y casonas blasonadas que aún jalonan las calles del pueblo. El palacio de Ondevilla, promovido por los Velasco en el siglo XVII, se conserva como ejemplo paradigmático de arquitectura civil cortesana.
La parroquia, erigida en el siglo XVIII, es singular en la comarca tanto por volumen como por el sello estilístico neoclásico. Su gran cúpula ovalada, coronada por una linterna, permite la entrada de luz natural, confiriéndole a la nave principal una atmósfera característica. Otras edificaciones relevantes, como la ermita de la Virgen de la Cuesta Castillo, muestran la intensa vida religiosa y el poderío económico de la localidad en los siglos precedentes.

Imagen de la ermita de la Virgen de la Cuesta Castilllo.
Crecimiento, crisis y evolución demográfica
Los registros históricos revelan que Huérmeces llegó a reunir, en el siglo XVI, hasta 23 pueblos dependientes y más de 1.000 vecinos; sin embargo, la epidemia de peste supuso un duro golpe en ese período. En el siglo XIX el municipio sumaba 204 habitantes, manteniendo activa la docencia con hasta 40 niños matriculados y cuatro sacerdotes atendiendo tanto la iglesia principal como la ermita. La prosperidad económica se reflejaba en la actividad de 10 molinos y en el dinamismo agrario, beneficiado por las aguas del Úrbel.
Al inicio del siglo XX, la población ascendía a 385 vecinos, alcanzando en 1950 un máximo de 421 habitantes. Posteriormente, los profundos cambios económicos y sociales del último tercio del siglo XX provocaron un vaciamiento progresivo, tendencia compartida por otros municipios de la comarca.
Entorno natural y rutas de senderismo
Huérmeces ha sabido conservar su entorno natural, destacando las numerosas rutas y senderos que cruzan el municipio y sus alrededores. Entre los itinerarios más relevantes está la Senda de las Cuevas de Valdegoba, que recorre los páramos calcáreos y encinares de la comarca. La ascensión al Alto de la Lastra ofrece al visitante una panorámica privilegiada de la zona, donde destacan las encinas de páramo y, en las riberas, un frondoso bosque compuesto principalmente por alisos, álamos y sauces. Destaca asimismo la presencia del nenúfar de flor amarilla, que en los meses de verano tapiza el río con sus grandes brotes, creando ambientes de alto valor ecológico y paisajístico.

Inicio de la ruta de las Cuevas de Valdegoba.
El recorrido completo permite disfrutar de la biodiversidad y del patrimonio natural, al tiempo que constituye un atractivo turístico complementario a los valores arquitectónicos e históricos del municipio.