El Correo de Burgos

El festival Ebrovisión supera las expectativas

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Burgos

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GABRIEL DE LA IGLESIA / Miranda

Un año más, y ya van nueve, Miranda se ha convertido durante un fin de semana en la capital de la música indie gracias a la celebración del festival Ebrovisión. Una cita que este año ha superado todas las expectativas y ha congregado en la ciudad del Ebro a más 10.000 personas según estimaciones de la organización. Estos impresionantes datos no hacen sino confirmar al festival mirandés como uno de los mejor valorados de toda la península.

A ello ayuda sin duda el trabajo de la asociación cultural Rafael Izquierdo, organizadora del festival, que año tras año se esmera en preparar un cartel de calidad. Y en esta ocasión no podía ser menos. De hecho, este año se ha dejado de lado la presencia de un gran cabeza de cartel extranjero y se ha apostado fuerte por la música española.

Y el experimento ha salido a la perfección. Tal y como apuntan desde la asociación, «en ningún momento se ha echado en falta el grupo extranjero, lo cual reafirma que lo que tenemos en casa es muy bueno y no hace falta ir a buscar nada fuera». El masivo seguimiento de bandas como Cycle, que fue la encargada de echar el telón en la madrugada del sábado, Vetusta Morla, Delorean, Love of Lesbian, Sidonie, Catpeople o Cooper es buena muestra de ello.

Además, ya son 9 las ediciones que se han celebrado y como es lógico, Ebrovisión cuenta ya con «una cierta reputación» dentro del panorama «festivalero» peninsular. No en vano, tiene «una clientela fija» que año tras año se va incrementando con nuevos adeptos. Así, desde la organización se muestran tremendamente satisfechos por el resultado de este año. «Ha habido más gente que años anteriores y mucha más de la que esperábamos», reconocen.

De esta forma, y a falta de realizar un balance interno más profundo, es posible que el año que viene se repita la misma fórmula utilizada en esta ocasión. Eso sí, con el objetivo de que el festival «no se nos vaya de las manos». Y es que, una de las máximas de la asociación Rafael Izquierdo dice que Ebrovisión es una cita «muy casera», en la que trabajan durante todo el año unas pocas personas. «Si se hiciera más grande, tendríamos que externalizar muchas cosas, y se perdería parte de la gracia que tiene ahora», afirman.

Lo que está claro es que sea cual sea el método de organización, el nombre de Miranda resuena con fuerza gracias a la celebración de Ebrovisión. Como viene siendo habitual, la ciudad se ha visto invadida durante tres días por miles de personas que, aun con la amenaza de mal tiempo, no se han querido perder la cita. Ya el jueves se podía ver gente con la pulsera del festival rondado por las calles y animando la noche mirandesa.

Los cambios

Con todo, Ebrovisión no ha escapado de los problemas. La previsión de lluvia, que durante todo el fin de semana estuvo más que presente, obligó a trasladar una de las novedades de este año. Y es que, en la mañana del sábado estaba prevista la celebración de varios conciertos en un escenario alternativo instalado en la calle Francisco Cantera, si bien, la organización optó por volver a utilizar la Fábrica de Tornillos.

Y una vez más, el resultado ha sido más que satisfactorio. Durante toda la mañana, la instalación y sus alrededores fueron un auténtico hervidero de gente. De hecho, desde la asociación se subraya que prácticamente se acabó con las existencias de las barras instaladas en la Fábrica de Tornillos.

Lo mismo sucedía en la comida popular celebrada el sábado en la zona peatonal de Francisco Cantera. Allí se repartieron todas las raciones de paella que se cocinaron. «No dábamos a basto», reconocen satisfechos desde la organización.

Además, las obras de urbanización que se están llevando a cabo en el barrio de Anduva obligaron a trasladar la tradicional acampada que años anteriores se había realizado en el entorno del pabellón del Ebro. En su lugar, los acampados tuvieron que montar sus tiendas en el polideportivo de Anduva, que si bien está más preparado, se encuentra más alejado del centro de la ciudad. A este respecto, la asociación plantea que el cambio no ha sido muy problemático. «A la gente que viene de acampada, al final le da igual plantarse en un sitio o en otro». Lo importante es tener una buena comunicación con los recintos donde se celebra el festival y en este sentido, los autobuses funcionaron «como estaba previsto».

Ahora, con la satisfactoria resaca de este año todavía presente, toca esperar doce largos meses hasta la próxima edición de Ebrovisión. Mientras tanto, la asociación Rafael Izquierdo seguirá haciendo de las suyas organizando otras citas culturales y musicales de menor calado, como el festival de El Chantre.

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