El Correo de Burgos

El mundo de las abejas

Pequeñas fábricas dulces de 80.000 obreras

Además de miel y cera, las abejas convierten en medicina natural terapéutica su veneno

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Burgos

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J. C. R. / Burgos

Manuel González empezó a producir miel como terapia a una enfermedad de esas que se las conoce como ‘poco comunes’ que le producía una inflamación de los vasos sanguíneos. Y la picadura de la abeja le venía bien para su tratamiento y «para el asma», confiesa. «Fue un experto en medicina natural» en Alcalá de Henares el que le indicó las bondades del aguijón de estos insectos.

Este médico, a través de la observaciones y de los datos obtenidosen encuestas realizadas acerca del estado de salud de los apicultores, ha podido constatar que el veneno de la abeja, además de ser un remedio eficaz contra cierto número de enfermedades, constituye un medio profiláctico excelente.

Desde entonces, Manuel González se deja picar en «lugares concretos» porque los componentes de ese veneno, en muy pequeñas dosis, le es muy recomendable. Harto de medicamentos que no resolvían apenas nada, Manuel conoció que existía esa técnica y se puso manos a la obra.

Y qué mejor que sean las propias abejas de su explotación. Ahora, además de encontrar alivio a su dolencia, Manuel tiene su propia ‘fábrica’ de entre 60.000 y 80.000 ‘empleadas’ por colmena que le proporciona una mayor calidad de vida y una producción de miel de «unos 200 kilos» al año.

Con esa cantidad de miel, 2009 no se puede considerar un año «bueno» porque la cantidad de sabia de las plantas de las que liban las abejas «no ha sido abundante» porque no ahy agua suficiente.

El número de abejas en una colmena, no obstante, «varía según sea una reina joven o vieja», dice González. Si la reina es joven, el número de insectos puede ser del doble, «y hay que tener en cuenta que una abeja reina vive unos cinco años».

Proceso laborioso

En el proceso de recogida de la miel hay que tener un cuidado especial. Para ello cuentan con unos trajes especiales que evitan las picaduras. «No es lo mismo que yo me deje picar por la enfermedad, a que sean miles las que lo hagan», dice González.

«Lo ideal es que la recogida la miel la hagan dos personas», recuerda. La tarea no es complicada pero requiere cuidado: «Mientras uno recoge el cuadro, otro toma el humificador o echa humo a las colmenas», explica. «Hay que dar humo a las cajas para que las abejas estén más tranquilas y poder abrir por arriba las colmenas.

Los cuadros que no tengan más de 75% de los hexágonos cerrados con cera, «que estén operculados», si no lo están «tiende a fermentarse la miel» si la «miel esculla, está sin opercular» y hay que dejarlo. En caso de que los bastidores estén operculados, se  utiliza el cepillo para barrer las abejas y cosechar todo el panal.

Los cuadros que tengan crías,. es decir enlo que se encuentran los huevos, «se dejan, no se toma la miel de ellos». Los cuadros se colocan en cajones evitando que se vayan «abejas a las cajas que enviamos al almacén». Luego, en la sala de extracción, se le retira la capa de cera y se centrífuga para extraer la miel y evitar su cristalización», y sea más suave y madure la miel.

Tareas previas

Antes de que la miel ya esté recolectada, el apicultor tiene otras tareas que realizar. Lo principal es que la colonia esté sana y para ello hay que evitar enfermedades como la aberroa, un mal que suele atacar con más frecuencia. Precisamente, este tratamiento «se realiza por ahora», reconoce, González, en el momento de recolectar o en la primavera, pero también «vemos si la colmena está débil o necesita otros tratamientos», apunta.

Algunos apicultores buscan productos químicos para los tratamientos, pero Manuel González ha optado desde hace ya mucho tiempo «por productos ecológicos». La mejor época de recogida de la miel es «entre agosto y septiembre» y siempre que los cuadros «estén operculados», insiste.

Multiflora

En la zona de Cañizar de Argaño, la principal modalidad de miel el «multiflora». Las abejas liban de muchas especies diferentes de plantas: «Toman néctar de tomillo, de árboles, de toda clase de planta, incluso de girasol», uno de los cultivos más abundantes de la comarca.

Un sector al alza

El sector apícola en España es puntero en Europa con más de 2,4 millones de colmenas registradas en julio de 2009 y cerca de 23.000 profesionales. En la provincia de Burgos la producción supera las 600 toneladas con casi 45.000 colmenas. Unas de las mieles más apreciadas es la de brezo, producida en  la zona norte de las Merindades, en Espinosa de los Monteros y en la Sierra de la Demanda. Un estudio de la Universidad de Burgos la ha catalogado como «excelente» pero pese a su calidad ha de luchar contra otras mieles llegadas desde China o Argentina que no son de tan alta gama y sus precios están por debajo del coste de producción de la autóctona.Picotazos que devuelven la saludManuel González ha encontrado el valor de estos insectos en su dolencia. «La gente no sabe la importancia que tienen las abejas en la vida de las personas», confiesa. Todo lo que produce la abeja es bueno: «Miel, polen, propóleo, jalea real, cera, el veneno, los panales». Y a él, además, estos pequeños insectos himenópteros le están devolviendo la vida. Porque no sólo constituye una forma de trabajo, sino que además su veneno le proporciona una mejor calidad de vida ante su enfermedad.

Lumbalgias, artrosis, fibromialgias y cualquier dolencia reumática puede verse mejorada con este tipo de tratamiento que lo que en realidad hace es proporcionar un equilibrio energético.

Un desequilibrio que las abejas detectan y hacia allí dirigen su picadura. Notan en el desequilibrio una agresión y atacan la zona. Su picadura produce un reequilibrio similar al de la acupuntura.

Las mismas endorfinas del cuerpo humano acuden a la picadura para curar.

Si la picadura se produce en la misma explotación con las colmenas se potencia el efecto por las esencias y feromonas que emiten las abejas las esencias de las plantas, las feromonas que emiten las abejas, el olor a miel de las colmenas hace que ese complejo y misterioso mecanismo se ponga en marcha.

González indica que pese a que a él le «va bien» esta terapia, no todos los humanos pueden experimentarla.  Deben tener cuidado extremo aquellas personas que padezcan algún tipo de alergia, que sufran de diabetes, anemias, hemorragias o problemas cardíacos.

Así, los expertos recomiendan no dejarse picar en caso de embarazo, enfermedades psíquicas y otras situaciones sin una correcta supervisión  de un especialista.

La apiterapia, que así se conoce esta técnica, ya era conocida hace siglos en el extremo oriente.

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