El Correo de Burgos

RIBERA / SANIDAD

El Santos Reyes de Aranda reinicia las cirugías no demorables

Superados los dramáticos primeros días de crisis sanitaria, la normalidad comienza a llegar al hospital de Aranda

El Hospital Santos Reyes de Aranda de Duero registró 357 recién nacidos en 2019.

El Hospital Santos Reyes de Aranda de Duero registró 357 recién nacidos en 2019.

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Aranda

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ARANDA DE DUERO

La idea era retomar la actividad el pasado 22 de abril pero urgencias imprevistas obligaron a ralentizar el calendario hasta ayer, cuando por fin se pudieron reactivar las cirugías no demorables. «Hemos empezado con el servicio de urología», explica el gerente del hospital Santos Reyes, Evaristo Ruiz.Según la agenda, hoy y mañana se realizarán operaciones de cirugía general y el día 30 de abril, de ginecología. «Si a mayores llegan fracturas se operarán también en traumatología», señala.Superados los dramáticos primeros días de crisis sanitaria, la normalidad comienza a llegar al Santos Reyes. Si en plena pandemia el número de pacientes «covid» era superior al de pacientes con dolencias no relacionadas con el coronavirus, la tendencia ha cambiado con 27 pacientes «no covid» y tan solo seis personas ingresadas por el virus y tres en estudio.Para el gerente, este regreso es bueno porque permitirá atender a pacientes que en este tiempo se hayan podido desestabilizar y revisar el estado del reto. «Empiezan a volver», celebra convencido de que detrás de este descenso de pacientes «comunes» ha estado la suspensión de consultas y el miedo que los ciudadanos tienen de acudir al hospital ante el riesgo de contagio.CampañaCon una única paciente en el hospital de campaña del recinto ferial, el cierre se prevé inminente. «Podría ser antes del día 29», subraya con la mirada puesta en hace justo un mes, cuando las urgencias se colapsaban y la preocupación por los estragos del Covid-19 era máxima en la comarca de la Ribera. Entonces las expectativas de los expertos eran muy pesimistas. «Veíamos el hospital de convalecencia lleno con 179 camas y con dificultades para sacar ataúdes», relata este gerente que hoy respira aliviado. «Gracias a Dios no ha sucedido y ha ido todo a menos hasta que nos podemos permitir el lujo de cerrarlo», afirma convencido de que este espacio ha servido «para dar mucha tranquilidad y  mucha seguridad».Es un cierre pero no un desmantelamiento. Y es que, la prudencia impera y todo debe estar listo ante la posibilidad de que se de un nuevo repunte. 

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