Los cinco procuradores de Ciudadanos, claves para el Gobierno de Herrera

Todo apunta a que en las manos de Ciudadanos está quien ha de ser el presidente de la Junta de Castilla yLeón, pues sus cinco procuradores aparecen como claves para la suma de un frente ‘anti PP’ o bien para dar holgura al popular Juan Vicente Herrera. La tendrá, si Ciudadanos asume su precepto de dejar gobernar a la lista más votada.Pero también es cierto que tanto Albert Rivera, el carismático líder nacional de la formación naranja, como su hombre en Castilla yleón, Luis Fuentes, han advertido de que tienen líneas rojas que pasan porque quien quiera recabar su apoyo debe suscribir un decálogo anticorrupción. Y Fuentes señaló a lo largo de la campaña «asuntos graves», como el sobrecoste de edificios institucionales o la concesión de las eólicas que afectan a los populares.Las encuestas ya anticipaban el peso determinante de C’s en el nuevo mapa político de la Comunidad. Luis Fuentes señaló ayer en declaraciones a Ical que era «el motor de cambio» para realizar una política «radicalmente» diferente. «Se acabó el oscurantismo», indicó mientras los suyos le saludaban en Valladolid al grito de «presidente».Además, la formación capitaneada por Luis Fuentes borraba las lineas divisorias entre PP y Psoe. Ha recibido el 10,3% de los sufragios (136.484, con el 98% de los votos escrutados) y, según pronosticaban ya los sondeos, ha atraído electores tanto de la bancada popular como de la socialista.Aunque el lema más frecuentemente repetido por parte de sus contrincantes fue que Albert Rivera no se presentaba como cabeza de lista en Castilla yLeón, los resultados dicen que la Comunidad no es del todo ajena al lanzamiento generalizado de Ciudadanos. Eso sí, muchas encuestas vaticinaban un estreno en el Parlamento autonómico con más procuradores.El prodigio estaba servido y ha dado buenos resultados. En apenas tres meses, C’s pasó a presentarse en 350 municipios de Castilla yLeón y abrió sedes en las capitales de las nueve provincias además de Toro (Zamora); Valverde de la Virgen, Astorga, Ponferrada y San Andrés de Rabanedo en León; Medina del Campo, Arroyo de la Encomienda y Boecillo en Valladolid yLinares en Burgos.El economista vallisoletano Luis Garicano (1967) es el autor de un programa económico que parece haber centrado la pelota, aunque sólo sea por descarte, al recibir críticas tanto por su carácter liberal como por socialdemócrata.Por otra parte, Francisco Sosa Wagner, leonés eurodiputado por UPyD, destapó la caja de los truenos en la formación de Rosa Díez, al pedir mediante un acercamiento a C’s, que fue el comienzo de una grieta que reforzó a los de Rivera.El perfil que, a merced de los resultados de ayer, parece haber convencido a los votantes de Castilla y León ha sido el de una formación moderada progresista, que ofrece y exige limpieza, encabezada por un líder carismático y nutrida de funcionarios –sobre todo de la Educación y la Salud–, autónomos y pequeños empresarios.La visita el pasado 14 de mayo de Albert Rivera a Valladolid mostró bien a la clara la popularidad del candidato nacional –firmó autógrafos y fue jaleado espontáneamente sin necesidad de un montaje previo de simpatizantes–, pero también las posibilidades del autonómico, en una visita en la que Rivera lanzó dos mensajes: el «autoritarismo» y el «sectarismo», aseguró, se acabarían en Castilla y León, y, también, y que el objetivo «no es tener alcaldes».Paradójicamente, la cuestión más caliente de la campaña, se llamó ‘fusión fría’.Una propuesta para unir diversas corporaciones municipales a la vez que mejorar los servicios mancomunados.

En la misma línea está su intención de suprimir las diputaciones como deseo de una segunda descentralización municipal. Queda por ver cómo afecta todo esto a la atomizada y dispersa Castilla yLeón.