SOMOS CASTILLA Y LEÓN | UNIVERSIDAD DE BURGOS
Sin Universidad no hay futuro para Castilla y León
Financiar la Universidad es formar técnica y humanísticamente a las futuras generaciones, es retener talento y población en una región que se sigue desangrando demográficamente, es apostar por la investigación y la innovación. Financiar la Universidad es desarrollar la sociedad
En este año 2024 los responsables políticos nacionales y regionales, aquellos a los que hemos elegido depositando en ellos nuestro futuro como sociedad, tienen que decidir si apuestan por la formación, la investigación y la innovación o por una visión cortoplacista enredada en estériles batallas de trincheras políticas. Deberán elegir entre cumplir con lo establecido por la nueva ley universitaria (LOSU) para alcanzar el 1% del PIB en financiación para el sistema universitario español o seguir aplicando criterios de austeridad para la universidad y la investigación. Elegir entre caminar hacia un futuro de desarrollo o retornar al oscuro pasado de «que inventen otros».
La totalidad de los países más desarrollados, con independencia de su tamaño, su población o su volumen de recursos en materias primas, tienen algo en común: su inequívoca apuesta por el fortalecimiento y desarrollo de sus sistemas universitarios. Mientras que en Francia han acordado invertir 77.000 millones de euros en 15 años para hacer más competitivos sus campus y el Gobierno Vasco planea invertir en innovación y desarrollo a través de su sistema universitario el 3% de su PIB en 2030, otras comunidades autónomas siguen sin entender que el futuro de sus sociedades pasa por apostar por la Universidad.
Financiar la Universidad es formar técnica y humanísticamente a las futuras generaciones, fomentando su espíritu crítico y científico, es retener talento y población en una región que se sigue desangrando demográficamente, es apostar por la investigación y la innovación. Financiar la Universidad es desarrollar la sociedad.
Para todo ello el sistema universitario público de Castilla y León, en su conjunto, y la Universidad de Burgos, en particular, han demostrado su valía.
En términos exclusivamente económicos, la Universidad de Burgos (UBU) retorna a la sociedad 4,39 euros por cada euro que recibe en transferencias corrientes y de capital de la Administración regional. Cantidad que, para la media de las universidades castellano y leonesas, refleja una cifra de 3,13 euros por euro recibido de la Junta.
Por cada estudiante que se forma en sus aulas, la UBU retorna 26.533 euros, mantiene 339 empleos directos e indirectos a tiempo completo y aporta al PIB provincial 14.683 euros. Cifras que igualmente superan a las del resto de universidades de la región.
Asimismo, cada trabajador de la Universidad de Burgos, ya sea profesorado, investigador o personal de administración y servicios, aporta de media al PIB provincial 130.000 euros, con un retorno de 234.357 euros y una aportación a la renta provincial de 94.425 euros. Como en los casos anteriores, cifras que encabezan los resultados del sistema universitario regional.
Todo ello pese a que la universidad burgalesa, la más joven de la región y que este año cumple su 30º aniversario, se ve sometida a una infrafinanciación media por alumno, en los últimos 8 años, de 600 euros menos que la media de las universidades públicas de la Comunidad.
Pero, aun siendo notable la rentabilidad económica que demuestra nuestro sistema universitario, no es este aspecto el que le convierte en vector básico de desarrollo de la región. Sin investigación de calidad, sin innovación aplicada a las necesidades sociales y a sus retos productivos, ningún país, ninguna región, puede considerarse desarrollada. En España, las universidades acaparan tres cuartas partes de la producción investigadora.
En el caso concreto de la Universidad de Burgos, durante los últimos siete años la obtención de fondos financieros por proyectos de investigación captados por sus investigadores ha experimentado un incremento de nada menos que del 689%, pasando de 4,5 a 31 millones de euros. De esta cifra, más de 11 millones de euros provienen de la ejecución de 41 proyectos europeos, de un total de 770 proyectos que la universidad burgalesa está llevando a cabo, y 4,5 millones de euros se generaron a través de la transferencia de tecnología mediante contratos con empresas y entidades.
Una labor que ha llevado a la UBU a ingresar casi la cuarta parte del total de fondos procedentes de proyectos de investigación en Castilla y León y que ha cubierto, en el ejercicio 2023, el 36% de su presupuesto total, permitiéndola mantener una plantilla de casi 400 investigadores cuyo salario depende de sus investigaciones y que no solo contribuyen a potenciar su productividad científica, sino que además son fuente de reemplazo generacional y se integran en la sociedad burgalesa contribuyendo a su desarrollo socioeconómico.
La transferencia del conocimiento generado a través de los resultados de la investigación y de la formación de futuros profesionales en todos los ámbitos es otra de las funciones reservadas a la Universidad como catalizador de desarrollo. Gracias a ello, la Universidad de Burgos ha consolidado ya una potente e indudable vinculación con el ámbito empresarial de la provincia y de la región, trabajando también en su desarrollo desde Europa, a través de la Alianza RUN-EU, y haciéndolo de manera prioritaria para que los profesionales e investigadores formados aquí puedan desarrollar su trayectoria laboral en nuestro territorio, aportando valor y riqueza a nuestra comunidad, con el empeño de reducir una estadística que nos condena a que casi 6 de cada 10 titulados en las universidades de Castilla y León terminen trabajando fuera cinco años después de graduarse.
Financiar adecuadamente y respaldar decididamente a nuestro sistema universitario es apostar por el futuro de nuestra región, porque las universidades somos y hacemos Castilla y León.