Morelli se pregunta por qué su mujer eliminó las cartas que escribió al poeta

A.S.R. / Burgos

Con un equipaje especial, las veintisiete cartas que Josefina Manresa, mujer de Miguel Hernández, escribe al hispanista italiano Darío Puccini, se presentó el profesor de la Universidad de Bérgamo Gabriele Morelli en el Palacio de la Isla para inaugurar el Congreso Miguel Hernández en su centenario.

Y es que las misivas se postulan como las grandes protagonistas en la reconstrucción de la vida del poeta de El rayo que no cesa, del que se cumplen cien años de su nacimiento en Orihuela.  

Las cartas presentes y, también, las ausentes. Porque Morelli, después de manifestar el valioso documento que es la correspondencia mantenida por el poeta con figuras como Aleixandre, Neruda o José María de Cossío, se pregunta por qué se eliminaron las misivas que Josefina Manresa envía a su marido. «Creo que es porque no las consideraba interesantes. Ella pensó que no importaba lo que ella decía», comenta Morelli, quien también conjetura que su desaparición se puede deber a que «podría haber discrepancias en la pareja sobre la conducta de él, que nunca renunció a sus ideas, aunque todos le incitan a este arrepentimiento y tenía amigos que podían ayudarle».  

Comprende el profesor a la mujer de Miguel Hernández. Josefina Manresa se encontraba en una situación difícil, de pobreza absoluta, con un niño pequeño y a todo un pueblo apuntándola con el dedo como la mujer de un rojo.  

De lo que Gabriele Morelli no duda ni un ápice es de que esa correspondencia no existe. «Hubieran salido. Varios expertos visitaron su casa. Ella lo tiró todo, incluso pudo ser por motivos políticos, era un periodo de dictadura», supone el profesor de Bérgamo.  

«Es una figura ejemplar»

Además de este epistolario ausente, Morelli se refiere al presente, al escrito por Miguel Hernández. En su opinión, cada una de sus cartas son lecciones de vida vigentes en la actualidad. «Son cartas llenas de buen humor, siempre animando a su mujer, de una manera positiva, lúdica, y eso que las escribe sabiendo que en cualquier momento le podían fusilar, que esa noche podía ser la última, incluso cuando le ponen una condena de 30 años dice que es poco», relata con admiración el profesor italiano y sentencia: «Es una figura ejemplar». Y lo es por numerosas razones, porque se mantuvo fiel a sus principios y defendió sus valores, porque guardó su esencia de hombre del pueblo, cercano a la naturaleza... por tantas cosas.