El Correo de Burgos

Una payasa, un acordeón y una misión: componer sonrisas perdidas

Alicia Benito partirá a Haití el día 15 en una expedición de Payasos Sin Fronteras

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

El ser humano tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa. Lo decía Mark Twain y lo saben muy bien en Payasos Sin Fronteras, que veloces acuden a su rescate allá donde se encienden las alarmas. Hace un mes sonaron en Haití. Un feroz terremoto cubrió el país caribeño de dolor, sufrimiento, tristeza, agonía... y para encontrar la alegría perdida partirán en breve dos expediciones de esta ONG. En la primera, que si todo va bien saldrá el día 15, viajará la payasa burgalesa Alicia Benito. Lo hará junto a cuatro compañeros, dos malabaristas, un mago y un monociclo. Allí estarán hasta el 7 de marzo.

Alicia cuenta que tenía muchas ganas de intervenir en una misión de Payasos Sin Fronteras. Su perfil y su perfecto francés, estuvo cinco años en la Escuela Jacques Lecoq de París, le convirtieron en la persona ideal para ésta.

«Estoy deseando ir. Sé que la experiencia va a ser muy fuerte, pero es algo que he querido hacer siempre. Tengo mucha ilusión y estoy intentando concienciarme de lo que me voy a encontrar, aunque sé que por muchas noticias que vea no me haré a la idea», comenta Alicia, que hace quince días interpretó el papel de Clarita, la secretaria de Despido improcedente, el último montaje de Cal y Canto.

El ámbito de actuación de este primer grupo será el sur de la isla, en torno a Les Cayes. Se moverán por pueblos pequeños de los que desconocen hasta qué punto les ha afectado la catástrofe. Recorrerán colegios, hospitales de campaña y cualquier lugar que consideren oportuno las organizaciones Tierra de Hombres, Plan -que defiende a la infancia en Haití desde los años setenta- y Save the Children, con las que trabajarán al carecer Payasos Sin Fronteras de una infraestructura en la isla.

Se estrenará Alicia Benito en una expedición de esta ONG, a la que lleva ligada diez años, pero no será la primera vez que lo haga en una situación difícil. Hace un año puso en marcha el programa Payaso de Hospital en el General Yagüe -razón por la que regresó a su ciudad- y sabe lo que es rescatar sonrisas camufladas en dolor.

«La risa es terapéutica por sí sola. Cuando una persona se ríe libera endorfinas, la morfina de nuestro propio cuerpo por eso dicen 'ríete más que dolerá menos'», apunta la payasa aunque sabe que la situación actual de los niños en Haití poco tiene que ver con la de aquellos para los que actúa en el hospital burgalés. «Aquí te sientes más enganchado a nivel afectivo porque a algunos los ves todos los días», dice y añade que allí jugarán con otros elementos. «Son niños con más capacidad de sorpresa, para empezar somos blancos», ríe sabedora de que la colaboración será total para recomponer sus sonrisas. Esa es su misión. Para llevarla a buen puerto cuenta con su nariz roja, su acordeón y, sobre todo, muchas ganas e ilusión.

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