El Correo de Burgos

Ramas para ser mecidas por cuentos

Manu Gil reivindica la palabra en Espacio Tangente con una instalación que necesita el alimento de historias, chistes, canciones o sueños del público para completarse

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Porque no suena igual una historia contada en la lista del paro que otra narrada con botellines acumulándose en la barra del bar. Porque no es lo mismo una declaración de amor a la luz de la luna que en el juzgado de primera instancia de una ciudad gris. Porque el sonido de un relato al arrullo del fuego entre amigos nada tiene que ver con el contado en un auditorio con gente desconocida. Porque esa canción baila distinto en una iglesia que en una bodega. Porque poco se parece el te quiero de un enamorado al te quiero de un padre... Manu Gil reivindica el valor de la palabra, su sonido, su lamento, su alegría, su diferencia, su emoción... Y ha creado un lugar para ella en Espacio Tangente. Una bóveda especial construida con las ramas de la poda de los árboles del Espolón, a la que invita al público, de toda clase y condición, a que deje la suya en forma de sueño, cuento, chiste o canción.

Estas historias se grabarán hasta el 12 de marzo. Después se deconstruirán para dar vida a una pieza audiovisual que se proyectará en el mismo sitio hasta el 19 de ese mismo mes.

La vergüenza, el corte, cree el artista que está frenando el acercamiento hasta El lugar de la palabra. Para salvar este escollo y avivar el encuentro, la idea de Manu Gil es propiciar con invitación formal la intervención de algún colegio y a otros creadores de la ciudad (teatreros, músicos, artistas plásticos...).

«El hecho de que vaya gente y cuente su historia forma parte de lo que somos en este instante, de lo que es Burgos y la vida cotidiana. Y me hacía ilusión crear algo que se hace para un momento y luego se destruye, pero no del todo porque quedan los testimonios, las palabras», comenta Gil, que ha contado con la ayuda de Patxi Bollaín en la construcción de este espacio, cuyo proceso se exhibe en la sala a través de un vídeo y en el blog http://burebia.blogspot.com.

El origen de esta propuesta se encuentra en la pasión de su creador por intervenir en la naturaleza. Son acciones efímeras. Modela piedras y ramas. Lo graba en vídeo. Y después vuelven a su ser. «Creo que los entornos naturales están bien como están. No hace falta que vaya nadie a poner esculturas, aunque está muy de moda», comenta Gil, inquietado por este entorno y, también, por el habla, por los testimonios, de las gentes que pueblan el campo, «también muy natural».

Él juega con uno y otro elemento para componer una metáfora: «Con las palabras se construye comunidad, pero también con lo que tenemos en el entorno natural se hacen casas, carreteras...». Y una y otra en ocasiones pasan desapercibidas para la mayoría como, por ejemplo, las ramas podadas de los plátanos del Espolón. Una luz se encendió en la cabeza de Manu Gil. Y se hizo El lugar de la palabra.Esa vieja y mágica compañera

Para el escritor González Sainz las palabras, en Volver al mundo, no eran más que mujerzuelas que se ofrecen a cambio de cualquier sentido que tú quieras darles, pelanduscas que se van con todos... Para Manu Gil la palabra es una fiel compañera, con un valor especial, que le fascina desde siempre. «No le damos mucha importancia pero nuestro mundo se construye con palabras, escritas, enunciadas, grafiadas... Es mágica, cuando das con la acertada te descubre un mundo», expone Gil al tiempo que lamenta que no se le preste la atención merecida. «Nosotros estamos hechos de palabras. Pensamos en ellas, sentimos con ellas, nos comunicamos con ellas...», dice y reconoce que muchos las maltratan, «como también lo hacen con la naturaleza».

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