El Correo de Burgos

Padres frente a la escena infantil

¿Con qué asiduidad viene al teatro con sus hijos? ¿La programación en la ciudad para este público es suficiente? ¿Echa algo de menos?

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Un pelotón de niños se concentra a las puertas del número 3 de la avenida Cantabria al anochecer dispuestos a ocupar sus butacas y a dejarse fascinar por El truco de Olej. Idéntica imagen se repite por la mañana en la platea y el vestíbulo del Teatro Principal al término de Historia de Yuco. Pero entre tantos cuerpos menudos sobresalen otros adultos. Padres, madres, tíos, abuelos o primos que acompañan a los niños al teatro y deciden cuándo, cuánto y por qué se adentran en este mundo de ilusión y emociones. Ellos responden: ¿Con qué asiduidad acude al teatro? ¿La oferta en la ciudad para este público es suficiente? ¿Echa algo en falta?

Noa es una niña con suerte. Tiene dos años y a su madre le gustan casi más que a ella las historias que nacen cuando sube el telón. A veces, Sara no sabe cuál de las dos se lo pasa mejor. Mientras la pequeña corretea entre las butacas del Principal y obliga a Rubén, su padre, a perseguirla, Sara pide más programación para los niños de menos edad, de 2-3 años. «Apenas hay cositas. A mí me gustaría que hubiera más».

Coincide en este deseo con Lino y Eva, que ven escasas las oportunidades para llevar al teatro a Bruno, de 2 años. Por eso aplauden los desvelos de Caja de Burgos por este segmento infantil. Ayer iban a probar suerte con el teatro negro de Bosquimanos Koryak, al que acudieron con Bruno y con Hugo, de 5. Aparte de esta carencia, el único reproche que realizan es la repetición en las propuestas escénicas.

De vuelta al Principal, Sara llama la atención sobre la descoordinación entre las instituciones. «Hoy (por ayer) coinciden dos obras el mismo día y no es que nos venga mal a los padres sino que en un día se te acumula la oferta y luego pasan varias semanas hasta la siguiente», enfatiza.

El mismo reproche realiza Juan Carlos a las puertas de Cultural Caja de Burgos. «La programación infantil en la ciudad es muy dispersa, muy irregular, un día tienes dónde elegir y luego hay meses que no hay nada», observa después de dar un «aprobado raspado» a esta oferta a la que pone varios peros. Primero: «No hay salas adecuadas. El Principal tiene una visibilidad muy mala y el aforo es muy amplio, no debería tener más de 300». Segundo: «Es necesario una mayor discriminación de edades. Los padres no suelen respetar las recomendaciones». Tercero: «La calidad de las obras no siempre es la mejor. Hay muchas compañías que se han subido al carro porque es dinero fácil y los niños lo notan mucho».

Razón no les falta a Sara y Juan Carlos porque, cuentacuentos de centros municipales y bibliotecas aparte, para ver el próximo espectáculo familiar tendrán que esperar quince días. Será el 5 de marzo. Y quince más para el siguiente, el 19 de marzo. Ambos en el Principal. En el cartel cultural de Caja de Burgos para el resto de este primer trimestre de 2010 el teatro infantil está ausente. Y prácticamente no existe en todo el año en el de otras entidades y organizaciones.

Para la madre de Noa lo ideal sería un montaje al fin de semana o varios para poder elegir. Esta familia cruza las puertas del teatro siempre que puede. Sus favoritas, por lo seductoras que son para los peques, son las de teatro negro. «Le gusta ver muchas luces, muchos colores y mucho movimiento», comenta Sara y admite que como Noa aún es muy pequeña el exceso de diálogos la aburre. El precio de la entrada no es problema porque suelen ser muy baratas. Rara vez superan los 5 euros.

Y de una vieja conocida a dos nuevos en el patio. La primera vez engancha. Marina Bollaín, hermana de la cineasta de nombre Itciar, lo consiguió con Manu y Jorge, dos papás acompañados por Carlota, de 3 años, y Diego, de 4, respectivamente. La presencia de música en su espectáculo convenció a Jorge, que siempre posponía el momento. Al niño le ha encantado la propuesta y al padre le gusta que su hijo se introduzca por estos vericuetos del teatro por lo que está asegurada una segunda vez. Manu temía que Carlota se asustara con tanto jaleo en escena, pero no ha sido así. Volverá.

Los dos papás reconocen que si no han pasado antes por aquí ha sido por desidia y no por falta de información. En su descargo dicen que son pocos los fines de semana que se quedan en Burgos. Hay que cumplir con los abuelos y viven fuera.

Pocos secretos tiene el teatro, tanto dentro como fuera de escena, para María Jesús Gutiérrez, que se despoja de su piel de payasa de Las Pituister y se coloca la de paciente madre de Héctor y Sergio, de 5 años. Ella está al loro de lo que se cuece y asegura que sí hay programación infantil suficiente. ¿Echa algo en falta? Tras pensarlo, responde que apostaría por más espectáculos musicales.

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