El Correo de Burgos

La aventura belga de María José Castaño

La pintora recoge esta semana la muestra colgada estos dos meses en la Comisión Europea en Bruselas

Burgos

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A.S.R./ Burgos

Pocas páginas en blanco quedan en el cuaderno de bitácora que María José Castaño inició a su llegada a Bruselas hace dos meses. La pintora serrana ha ido plasmando en él sus sensaciones ante el paisaje belga, sus edificios, sus lagos, sus sauces, sus canales... Una mirada cortesía de la exposición Continúa sucediendo, que ha sustituido el gris rutina de los funcionarios de la Comisión Europea por el morado de los sabinares del Arlanza, el verde del bosque del camino, el azul de las aguas del Cantábrico y del mar de Ibiza, el amarillo de la meseta, el blanco de las nubes de verano...

Veintidós pinturas componen esta exposición que ha omitido los grandes formatos. La mayoría procede de su anterior muestra, Donde sucede, en el Arco de Santa María de la capital burgalesa. La propuesta europea le pilló «de sopetón». También ha querido hacer un guiño a sus últimos trabajos y ha incorporado varios cuadros con Nueva York en el horizonte.

Castaño está contenta. Sólo un pero sale de su boca: el acceso restringido a las instalaciones de la Unión Europea, concretamente al edificio Foyer Van Maerlant, que contiene su obra. «Me da pena, aunque sí hay maneras de entrar...», se consuela ella misma, asombrada por «este mundo dentro de otro mundo» que conforman los parlamentarios.

No pasa nada. La artista demuestra una vez más su carácter decidido y ha completado su presencia en Bélgica colgando ocho pinturas más en un restaurante italiano de la ciudad.

María José Castaño no ha viajado sola. Le han acompañado sus bártulos. Y ha trasladado su estudio de Castañares de la Sierra a una inspiradora salita llena de geranios, cedida por la señora de la casa en la que vive.

Quiso salir a pintar a la calle nada más llegar. El frío la persuadió. Sólo de forma temporal. No se ha resistido a recoger los canales de Brujas ni los sauces que curvan el cuello para beber de sus aguas. Confiesa que este entorno natural le inspira más que el rostro descaradamente urbano de Bruselas. Pero ella se lo quiere llevar todo. Y sus papeles se van llenando. Hasta el Mar del Norte se ha colado en ellos: «Tenía muy metida la consigna de llegar hasta él, es muy diferente, verde, gris...». Y en él tenía pensado pasar estos días de Pasión. Quería recrearlo in situ.

Ha pintado. Pero también ha estado pateándose la ciudad, sus museos, galerías, anticuarios, colecciones... «Es una pasada todo lo que puedes encontrar aquí». Y convertida en marchante está negociando alguna cosilla con un «fascinante» galerista de Brujas.

La cuenta atrás para María José Castaño ha comenzado. El jueves recogerá sus pinturas, subirá a su coche y... continuará sucediendo.

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