El Correo de Burgos

Habla la luz, callan las palabras

Dos piezas del artista cubano Jorge Pardo dan sentido a 'Alianzas', el sexto capítulo del proyecto Siglo XXI: Arte en la Catedral de Burgos

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Jorge Pardo se presenta como un artista cubano residente desde hace cuarenta años en Estados Unidos, vecino de la ciudad de Los Ángeles, y sin más rodeos afirma que a él le interesa la reflexión, pensar qué convierte una pieza ordinaria en arte. Sus conclusiones no forman parte de ningún tratado filosófico sino que se materializan en las dos propuestas, a caballo entre la instalación, la escultura y la arquitectura, que dan vida a Alianzas, el sexto capítulo del proyecto Siglo XXI: Arte en la Catedral de Burgos, un diálogo entre la Iglesia y el arte contemporáneo impulsado por Caja de Burgos. Un reto al que ya dijeron sí quiero Javier Pérez y Alberto Corazón, Bernardí Roig y Marina Núñez, José Manuel Ballester y Stephan Balkenhol, Martín Chirino y Gerardo Rueda y Carmen Calvo y Miquel Navarro. Pardo se enfrenta solo. Hasta el 5 de septiembre.

El creador, que ha estado en la feria Art Basel y está presente en los centros más importantes del mundo, es parco en palabras pero arriesgado en su interpretación de los espacios. Sus piezas siempre nacen de la sala que las va a acoger. No da pautas. Ni claves. Ni pistas. O tal vez sí. Es el comisario y director del CAB, Emilio Navarro, el que recoge la filosofía de Jorge Pardo que es la de creer que la obra habla por sí misma. «No necesita un manuscrito, una explicación, sino que todos debemos sacar conclusiones de ella, y no tiene por qué ser exacta. Tiene que hablar por sí sola», comenta.

Y tal vez sea bueno hacerle caso, entrar en el juego y dejarse guiar por el corazón, las emociones, las sensaciones, las percepciones, los sentidos... al adentrarse en el claustro bajo de la Catedral.

Unos llameantes colores naranjas, rojos, amarillos detienen al visitante y lo arrastran hasta la Sala Valentín Palencia. Desnuda de accesorios. Sin adornos. Sin estorbos. No hay otro camino posible. El trayecto concluye en una instalación grande, circular, una vidriera volcada, que escapa de los vanos y se deja avivar por pequeñas luces, diminutas velas... Luz en la oscuridad.

Oscuridad en la luz. El color, la ausencia de él, es protagonista en la segunda pieza de Alianzas. Una estructura de madera, forrada con planchas de alquitrán, sobre la hierba, que invita a entrar, a sentarse en su bancada, dirigir los ojos hacia su cúpula -conectada con la otra creación por su cristalera de colores naranjas, rojos, amarillos- y dejarse llevar. Un particular rincón para pensar. Para soñar... No por mucho tiempo porque es un horno. ¿El fuego del averno?

La solución, o una suerte de ella, llega en forma de nota de prensa en la que se habla de un acercamiento de Jorge Pardo a la historia de la salvación del hombre utilizando la simbología de la luz.

Suya la hacía el director general de la entidad financiera, Leoncio García Núñez, en la presentación de la exposición. Sacaba pecho al recordar los 600.000 visitantes que han pasado por este proyecto desde su inicio en el 2005 y el importante granito de arena aportado a la candidatura de Burgos como Capital Cultural Europea en el año 2016, así como la oportunidad de añadir valor al templo Patrimonio de la Humanidad.

Estos mismos ideales, a su manera, los comparte Jorge Pardo. Es el comisario de Alianzas quien habla de la generosidad y humildad del artista cubano. «Está acostumbrado a trabajar para determinados lugares, no concibe sus obras como objetos individuales, sino como un trabajo que engloba el placer estético, el fin para el que son encargadas y que cumplan una función», ilustra Navarro. Unas pinceladas que hacen que el creador cubano se ajuste cual guante a este diálogo entre la Iglesia y el arte contemporáneo.

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