El aire del mosaico veneciano sopla en el Arco de Santa María

A.S.R. / Burgos

Favor por favor. Lejos de las rivalidades y puñaladas presumidas en el mundo del arte, los creadores muchas veces se dan la mano y se ayudan mutuamente a cruzar fronteras y meter los pies en otros charcos. Es el caso de los italianos Walter Bernardi y Renato Scarton, que desembarcan en el Arco de Santa María de la mano de la burgalesa María José Castaño. Se conocieron hace dos años en una colectiva en Viena. Se cayeron bien, charlaron y al año siguiente la creadora de Cascajares de la Sierra exponía sus cuadros en Mel, la ciudad natal de los italianos. Ahora tocaba devolverles su amabilidad.

El color estalla en el primer piso. Walter Bernardi juega con las estructuras geométricas y la diversidad de tonalidades. A veces tienen un aire grafitero.

El panorama cambia radicalmente al subir las escaleras. Renato Scarton ocupa la planta superior. Teselas, arpilleras, telas, hilos se unen en collages de formas ovaladas y cuadradas.

Es su colega y amiga serrana la que escudriña esta producción. «Tienen una trayectoria conjunta, aunque su expresión es muy diferente. Son distintas pero el origen de ambas está en la Escuela Veneciana del Mosaico y la influencia de este arte como se hacía en la antigüedad, pero con un tratamiento moderno», comenta. Añade que mientras Renato apuesta por la materia, Walter introduce como novedad el spray. Y aprecia en los dos italianos una inclinación a la abstracción. «Trabajan de una forma muy original y auténtica, llena de expresividad y dejan mucho que descubrir en sus creaciones», resume la pintora convertida, con mucho gusto, en una crítica, sin obligación de ser objetiva porque cuando se habla de amigos manda el corazón.