Cita de verano con un pintor holandés

A.S.R. / Burgos

No es una fan histérica. No está agotada porque sólo ha llegado media hora antes a la cita y su rostro no luce ojeras porque ha dormido a pierna suelta. Leticia tiene 18 años, es la primera en la cola formada en el concesionario de coches Autocid Ford para conocer a los miembros de La Oreja de Van Gogh. Allí estuvieron ayer antes del concierto en el parque lineal del Vena. Leticia anima la espera junto a su padre, José Luis, que a fuerza de oírlos en el coche se ha aficionado al grupo donostiarra. Va equipado para inmortalizar el momento. La primera foto llega con puntualidad. Son las siete y un coche aparca a la entrada del establecimiento de la calle Madrid. Son ellos. Los cinco visten de negro. Sólo Leire le pone una nota de color con unas pinceladas rojo pasión. Cuando entran suenan los aplausos. Ellos los recogen con más y menos timidez. Toman posiciones. Su rotulador plateado...

«Está bien ver que viene tantísima gente a cada encuentro, con tantos discos y tantas ganas de conocernos. Es súper bonito», afirma la cantante, ya una más de la formación, antes de que Xabi tome el relevo: «A estos actos uno se acostumbra poco, aunque estar cerca de la gente es un lujo y nos meten en canción horas antes del concierto».

Un espectáculo en el que no faltarán los grandes temas de la banda, los que han recuperado en Nuestra casa a la izquierda del tiempo, grabado con la Orquesta Sinfónica de Bratislava, donde Soledad, Muñeca de trapo, Cuéntame al oído, Puedes contar conmigo... adquieren un nuevo sonido. «Era un capricho que nos apetecía, dar una vuelta a las canciones de siempre, de otra manera», comenta Haritz. Unos temas que, dice, siempre han estado ahí. «Los seguimos tocando. Son canciones que gustan a todos».

¿Cuáles nunca faltan en un concierto de La Oreja...? Es Xabi quien contesta: «Tenemos el lujo de que hay muchas que nunca faltan. Los fans nos matarían -lo dice mirando a los que se han quedado y les hacen fotos mientras hablan con los medios-. Llevamos doce años dando la tabarra. Son muchos singles y es una maravilla hacer así los conciertos, la gente inspira la actuación y te lleva. Todos los que vienen conocen todas las canciones, son éxitos».

Probablemente no falte Jueves, el tema dedicado a las víctimas del 11-M, favorito de Marimar y su hija Sara, que esperan su turno junto a Teresa y su hijo Marcos. A todos les gusta la música del quinteto. La escuchan desde siempre y prefieren a Leire, la actual cantante, que a Amaia, la que abandonó el barco. Todas menos el chico.