El Correo de Burgos

Embajadores sin despacho en gira

Las compañías de teatro y folclore burgalesas cruzan las fronteras en verano para mayor gloria y promoción de la creación local

Burgos

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A.S.R. / Burgos

Las compañías de teatro y de folclore ya no se conforman con arrastrar el baúl de la Piquer y montar el chiringuito por los pueblos de España. Hace muchos años que atravesaron los Pirineos, algunos menos que cruzaron el Atlántico. Se convirtieron en la mejor, incluso en la única, promoción de la cultura burgalesa allende las fronteras y los mares. Aquellos primeros viajes eran arduos pero suponía una oportunidad para salir del terruño y conocer nuevas culturas. Hoy se mantienen objetivos y gratificaciones, con matices.

El verano es la época más propicia para estas expediciones. Son habituales los anuncios de la salida de los grupos de folclore a países más o menos exóticos. Siempre lo hacen bajo la cobertura del Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore (CIOFF). La misma con la que las formaciones desembarcan en la ciudad del Arlanzón todos los meses de julio desde hace 33 para participar en el asentado Festival de Folclore Ciudad de Burgos.

Más variopinta y bohemia es la aventura emprendida por los grupos de teatro. Tanto usan el pasaporte que sus partidas también han dejado de ser noticia.

Danzas Castellanas Diego Porcelos y Cal y Canto (foto) son dos de las agrupaciones burgalesas, una de folclore y otra de teatro, que han coloreado su currículum con estas pinceladas internacionales. No son las únicas, pero son las elegidas para contar sus experiencias.

DANZAS CASTELLANAS DIEGO PORCELOS Otro folclore es posible más allá de los faralaes

Danzas Castellanas Diego Porcelos lleva dos días en Italia. Hasta allí se han desplazado treinta miembros del grupo entre músicos y bailarines. Participarán en el Festival de Folclore de Aviano y durante su estancia tendrán que acostumbrarse a ser llamados Associazione culturale Danza Castigliana Diego Porcelos. Permanecerán en esta ciudad situada en el norte del país hasta el 16 de agosto. No están solos. A punto de culminar su gira por tierras transalpinas están sus compañeros de Estampas Burgalesas. Viajaron el 29 de julio para intervenir en el Festival Internacional de Folclore Latino en Cori, a cincuenta kilómetros de Roma, que culminaba ayer y traerá de vuelta a la formación mañana.

Estas expediciones a distintos puntos del globo terráqueo es el pan nuestro de cada día para las compañías de danza burgalesas, que suelen viajar dentro del circuito del Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore (CIOFF).

La ilusión con la que los miembros de los grupos cruzaban las fronteras hace treinta o veinte años no se puede comparar con la emoción con la que salen hoy. «Antes era casi la única oportunidad de viajar, mientras que ahora unas vacaciones están al alcance de todos y pesa más el encuentro con gente de otros países, mostrar nuestra cultura, música, bailes, vestuario..., y representar a nuestra ciudad, llevar el nombre de Burgos fuera», comenta Virginia Hortigüela, directora de Diego Porcelos, quien reconoce que aquellos nervios de sus abuelas por salir también los sienten ellos cuando se van a China o Corea, donde aterrizaron hace dos años: «Son destinos muy lejanos y costosos que si no es con la excusa del grupo igual no te lanzas».

Ellos han dado la vuelta al mundo. Perú, México, Hungría, Rumania, Francia, Alemania, Irlanda, México... La memoria de Hortigüela no alcanza a todos. Ya estuvieron en otra ocasión en Italia y recuerda que son las danzas con aderezo -castañuelas, pañuelos, espadas, velas...- las que más atraen la atención de los italianos. Cada dos años hacen la maleta y cruzan las fronteras españolas. Dejan uno de descanso para ahorrar. Y es que aunque el alojamiento y las dietas corren a cuenta de la organización de los festivales, el viaje sale de sus bolsillos. Este año, además, con la cantidad de cortapisas de las compañías de vuelo para el peso del equipaje han decidido enviar el vestuario -cada bailarín lleva cinco trajes típicos- por transporte terrestre. Un gasto añadido.

Y todo para que pasados los Pirineos entiendan que el folclore español va más allá de los faralaes y las sevillanas. Una tarea en la que los festivales están jugando un papel fundamental. Aunque la lucha continúa. «La mayoría del público mantiene estos clichés y se sorprende cuando el grupo español anunciado no es andaluz. Tras el asombro inicial, nos acoge muy bien», advierte Hortigüela.

CAL Y CANTO El escenario es una fiesta si lo ocupan españoles

Ana Ortega habla por teléfono desde la piscina. Se la puede imaginar como una glamurosa actriz de Hollywood en la tumbona, con sus gafas de sol y un cóctel a mano. Tal vez tanto no, pero relajada sí suena su voz, aunque le quedan pocas horas para participar en el Festival de la Sardina en Portimao (Portugal), donde actuaron el viernes y el sábado.

La integrante de Cal y Canto se ha acostumbrado a subir a escenarios internacionales desde que hace un par de años lo hiciera en Holanda. Después vinieron Rumanía, Polonia, Israel y Portugal. En el país vecino ya se sienten como en casa. Allí han actuado en varias ocasiones y siempre los han acogido con mucho cariño. Las particularidades de A-TA-KA, su espectáculo de cometas, sin texto, con música y movimiento, lo convierten en uno de los más solicitados.

«Es una experiencia de aprendizaje. Te permite ver otros espectáculos y compartir momentos con otros artistas». Valora Ortega así la posibilidad de salir fuera del terruño.

Evade sopesar el daño causado por la crisis a la compañía burgalesa. No se queja. Tienen bolos, más dentro que fuera de España, aunque cree que el país está sufriendo este año más que los anteriores: «Los festivales de calle han recortado presupuestos, pero lo importante es que sigan y que haya motivación por parte de las instituciones».

«No sabría decir muy bien». Es la respuesta de Ana Ortega cuando se le pregunta por la imagen que el teatro español tiene fuera. «El lenguaje de los artistas es muy internacional. La cultura española está muy bien valorada en general. Les sorprende y les parece muy bonito que compañías con pocos recursos crean cosas muy imaginativas y luego teatralmente siempre esperan mucha fiesta. Piensan 'Vienen los españoles, llega la fiesta'», analiza la integrante de Cal y Canto.

Estreno el jueves: 'Nautilus'

A la compañía burgalesa le espera una gira veraniega por el norte de España que la llevará a Arenas de San Pedro (Ávila), Ciudad Rodrigo (Salamanca), Arganda del Rey (Madrid) y varias localidades burgalesas. Pero la primera cita en el calendario es la que les espera el jueves en la Batalla de las Flores de Pontevedra. Será especial porque en la ciudad gallega estrenarán un nuevo espectáculo, Nautilus.

Es una pieza de calle itinerante enmarcada en el ámbito de las cometas, muy esperada por la propia compañía, que desde A-TA-KA, realizada en el año 2004, no había renovado su repertorio en este campo. «Con los montajes de sala no habíamos tenido tiempo de investigar en el mundo de los aéreos y nos apetecía volver al taller de costura y probar nuevas cosas», comenta Ortega, quien avanza que es una obra con mucha presencia de la música, la psicodelia. Y el submarino amarillo surcará esa Batalla de las Flores pontevedresa. Más adelante atracará en Burgos.

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