El Correo de Burgos

La Filarmónica confía en reanudar sus temporadas de ópera en el Auditorio

El retraso en la puesta en marcha de este equipamiento obliga a la Sociedad a aplazar su intención de iniciar el programa en otoño de 2011

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Se apagan las velas de la tarta del centenario de la Sociedad Filarmónica de Burgos y sus ojos se levantan del pastel con un brillo nuevo, apagado en las últimas semanas. Los responsables de esta asociación se frotaban las manos ante la grandiosidad del Auditorio y todas las posibilidades que se abrían ante su inminente apertura. Ya habían empezado a mover hilos para reanudar las viejas temporadas de ópera y su idea original era comenzar la programación en otoño de 2011. Su gozo en un pozo. El anuncio del retraso de la inauguración de este equipamiento, prevista para la próxima primavera, desmorona la ilusión de sus integrantes, que ya soñaban con volver a vivir inolvidables noches con grandes orquestas y ballets.

Este contratiempo en los plazos de puesta en marcha del equipamiento del Complejo de Caballería mantiene a la agrupación en un momento de reflexión cuando está a punto de expirar el año de su centenario.

«Estamos en una situación de tránsito porque no sabemos qué va a pasar con el Auditorio», comenta su presidente, José Manuel Alegría, quien lamenta que hayan tenido que suspender las gestiones ya iniciadas para la vuelta de la ópera en todo su esplendor, sin recortar personajes ni escenografía, a la ciudad del Arlanzón.

Esta cancelación no significa que tiren la toalla: «Cuando se abra ya veremos qué hacemos. Quizás tengamos que replantearnos lo que tenemos que programar», añade el máximo responsable de la Sociedad Filarmónica de Burgos desde hace veintiséis años, quien apostilla que todas estas decisiones, tanto el diseño de la programación primero como su cancelación después, se producen a partir de conjeturas, de rumores y de la información que les llega por los medios de comunicación. Y es que ningún representante político se ha puesto en contacto con nadie de esta sociedad, que organiza alrededor de cuarenta conciertos al año, para explicarle los planes de funcionamiento de la futura instalación.

Y aunque no las tienen todas consigo, sí que confían en que el Auditorio se pueda convertir en una de sus sedes como lo es ahora el Teatro Principal, además de los salones de Cajacírculo, mecenas de la institución.

«No depende de nosotros, está en manos del Ayuntamiento, pero sí nos gustaría que así fuera para poder volver a traer orquestas más grandes, algún ballet y los citados espectáculos de ópera que en el Teatro Principal no caben, el escenario es pequeño y no da más de sí», expone Alegría con la esperanza de que todo salga bien.

Suena la música en los primeros años del XX

Ramón Esquivias Fernández de Velasco, Elías Ortiz de la Torre, Manuel Gil Baños, Alberto López Doriga, Modesto Díez del Corral, José Joaquín Artola y César Gallardo son los nombres propios de las personas que pusieron en marcha la Sociedad Filarmónica de Burgos. Corría el mes de noviembre de 1910. Su actual presidente, José Manuel Alegría, cuenta que se desconoce el día exacto porque no existe acta fundacional, pero él apuesta por el 10 o el 11. El 11 de diciembre se dio el primer concierto.

El éxito fue fulminante. Inicia su andadura con 120 socios y pronto hay que establecer listas de espera. «La respuesta del público fue insospechada porque en nuestra localidad prácticamente no existía tradición musical», recuerda Alegría.

La actividad de esta primera temporada de la Sociedad Filarmónica duró 25 años, hasta la Guerra Civil, y se ofrecieron 244 conciertos. Todos se daban en el Teatro Principal hasta que se cerró por orden gubernativa en diciembre de 1935. Después aún se programó alguno en el Teatro Avenida e incluso en el Salón de Estrados de la Diputación. «Fue muy meritoria su labor porque la música era la gran olvidada en la cultura, aunque existían grandes compositores e intérpretes, pero las malas comunicaciones de la época impedían traer a las personalidades», reflexiona el presidente.

Aunque parece que a la Sociedad Filarmónica nada se la puso por delante y hasta Burgos llegaron importantes músicos del momento como Rubinstein, Joaquín Turina, Manuel de Falla, Ofelia Nieto y Ángeles Otein... Detrás de todos ellos estuvo siempre el empeño del maestro Arbós, director de la Filarmónica de Madrid.

Terminó la Guerra Civil y para seguir en marcha hubo que integrarse en la Asociación Cultural Iberoamericana (ACI), aunque funcionara con independencia y autonomía presupuestaria. Un espíritu que los llevó a ser pioneros en la programación de música negra y de jazz.

760 socios forman parte de la actual asociación. Todo el mundo puede entrar en ella. Se paga una cuota al trimestre de 37 euros y se dan alrededor de 30 conciertos al año. Información en la Obra Social de Cajacírculo y en las taquillas de los conciertos.Dos conciertos para culminar el año del centenario

David Saliamonas. El pianista norteamericano David Saliamonas interpretará piezas de Debussy, Schubert y Moussorgski en el auditorio Cajacírculo de Sáez de la Hoya el viernes.New Spirit de Filadelfia. La música negra cierra la temporada. La New Spirit de Filadelfia sube a la escena del Teatro Principal espirituales negros, góspel y música de Navidad el 17 de diciembre.

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