Gutiérrez Román gana el Adonáis con 'Los pies del horizonte'

A.S.R. / Burgos

Parece sincero cuando dice que no esperaba que le tocara el premio gordo, aunque sí confiaba en rascar algo en la pedrea. Se equivocó José Gutiérrez Román y la diosa fortuna lo eligió a él, a él le tocó con su varita mágica. El escritor burgalés ha ganado el Premio Adonáis de Poesía 2010 por su obra Los pies del horizonte. Es el primer autor local en alzarse con el galardón, aunque varios han sido los finalistas desde la primera convocatoria, en 1943, como Antolín Iglesias Páramo (1975) o Carlos Frühbeck Moreno (2009).

Ayer, al mediodía, recién levantado después de una noche de trabajo, y no en compañía de las musas, se mostraba feliz por este reconocimiento, que antes que él ya tuvieron nombres como Luis García Montero, Félix Grande, Valente, José Hierro o Juan Carlos Mestre.

A está nómina de creadores remite Gutiérrez Román al hablar de lo que supone incluir este premio en su equipaje literario. «Es importante por el renombre, la historia y la trayectoria que ha conseguido», comenta el poeta sobre el Adonáis de Poesía, sin dotación económica pero sí prestigioso por ser trampolín para los jóvenes escritores -se dirige a los menores de 35 años- y por la publicación de la obra en Ediciones Rialp, que la sacará en marzo.

Los pies del horizonte propone, en palabras de su autor, un triple viaje. El primero es físico, con importantes referencias a Portugal, a Lisboa, a la costa marítima lusa, donde Gutiérrez Román vivió durante unos meses en el año 2002. Allí empezó a ser este poemario, aunque posteriormente se haya revisado. La segunda aventura surca la memoria: «Lo que has sido, lo que has querido ser, lo que has conseguido, lo que has llegado a perder o lo que te gustaría ganar algún día...». Y la tercera travesía es para el tema fetiche del género: «Es el amor como un pasajero que pasa por ti y por el que tú pasas también».

Lugares más o menos recónditos, sensaciones vividas y paseadas, deseos, sueños, pérdidas... que Gutiérrez Román expresa en verso libre. No le gusta ceñirse a medidas ni a tiempos.

Es anárquica su concepción de la poesía como desordenada es su trayectoria literaria, iniciada a una edad tardía. La lectura lo llevó a la escritura a los dieciocho años. Y empezó componiendo versos. De cara a la galería su romance con este género termina con la consecución del Premio Letras Jóvenes de la Junta en 2000, con Horarios de ausencia, y en 2004, con Alguien dijo tu nombre. Desde entonces empezó a vérsele con la narrativa. Ganó este mismo galardón en esta categoría en 2005, apareció La vida en inglés (Los Duelistas, 2008) y reconoce que son los cuentos los que ocupan su tiempo. Espera reunir un buen número que los convierta en publicación. Sin prisa. Sin presión. 

«En un momento dado, la poesía era el medio en el que más a gusto me encontraba para expresarme y con el paso del tiempo he preferido otros. La poesía es caprichosa, no puede uno decidir cuándo se entrega a ella, es ella la que te elige. Y requieres tiempo, yo necesito que pasen cosas, que la vida se mueva para luego reflexionar sobre ello. Son ciclos vitales, que no son solo las experiencias, sino pensamientos, lecturas...». Se explica Gutiérrez Román y confiesa que hace poco ha vuelto a coquetear con aquel primer amor. «Me he puesto de nuevo y me agrada», dice y le gusta que este momento haya coincidido con el Adonáis. Un momento. Para los pies y matiza que se trata de un picoteo. No hay títulos, ni temáticas ni nada. Pero los ojos de la poesía y los de Gutiérrez Román se han cruzado otra vez y el autor sonríe, aunque no esté dispuesto a olvidarlo todo por ella. De momento los poemarios han regresado a su mesilla.

Y es que él siempre ha sido antes lector que escritor. Son muchas sus referencias. Le cuesta dar nombres porque, afirma, siempre se olvida de alguno importante. En Los pies del horizonte es fundamental la presencia de los lusos Fernando Pessoa, Eugenio de Andrade, Antonio Botto o José Gomes Ferreira. «La poesía portuguesa del siglo XX me parece un hito en la historia de la literatura», valora, «en mi humilde opinión, claro», aclara. Pero antes fueron otros: la Generación de los 50, con Gil de Biedma a la cabeza, los poetas de la experiencia, de los años noventa, o los del 27.

UN POEMA DEL LIBRO 'Investigación privada'

¿Por qué calle andarán

ahora mis pasos? ¿Quién estará

besando

 mis labios en aquella copa

con la que brindé contigo y por ti?

¿Quién, al amanecer,

escuchará los pájaros

desde el mismo colchón

en que yo los oí por vez primera?

Y, ya traspasado por la luz, ¿quién abrirá

la ventana para abrazar un rumor de patio

con olor a pasteles y vida recién hecha?

Avanza la noche, una noche

ya lejana de aquel azul intenso,

y, sin embargo, no puedo dejar

de preguntarme qué será

de aquella vida mía

que para siempre quedó en Lisboa.