Se buscan guardias civiles y etarras de cine
Trescientos burgaleses participan en el casting de figurantes para una 'Tv movie' sobre Mario Onaindía
A.S.R. / Burgos
Son las dos del mediodía y Marta Cámara se pone el abrigo para salir de la Sala Polisón. Lo hace feliz como una perdiz. Le han citado a las ocho y media de la tarde para hacerle una prueba de texto. Si convence interpretará a una mujer que le dice algo a la madre de Mario Onaindía. Dice esta enfermera, soprano de la Schola Cantorum y actriz de pequeños pinitos que tiene una faceta artística muy fuerte. Y ayer era su día. Aunque un simple vistazo no decía nada, olía a cine en el Teatro Principal. Trescientos burgaleses de toda clase y condición, edad y sexo, pasaron por allí para participar en el casting de la película para televisión El precio de la libertad, basada en el libro de memorias homónimo de Mario Onandía, político del Partido Socialista de Euskadi que antes fue miembro de ETA y uno de los condenados a muerte en el Proceso de Burgos. Esta pincelada autobiográfica trae el rodaje hasta la ciudad del Arlanzón el 1 y 2 de marzo.
El casting, realizado por la empresa Binahi para la productora Blogmedia de Bilbao, es limpio y ordenado. Los interesados pidieron cita por teléfono. Llegan. Les tachan. Les explican. Rellenan una ficha: datos personales, estatura, color de ojos y pelo, nacionalidad, talla de ropa, idioma, coche, experiencia artística y musical, dedicación, disponibilidad, desnudos y animales. Fotocopia del DNI adjunta. Y al fotomatón.
Allí Loinaz Jáuregui inmortaliza al aspirante. «El rodaje se ambienta en el año 1970 por lo que necesitamos, en principio, el 70% de hombres, ya que en aquella época la actividad política y social era masculina. Buscamos que nos encajen como guardias civiles, etarras, abogados de terroristas, fiscales, jueces, periodistas, observadores internacionales, familiares, curiosos...», enumera la responsable de este casting, encantada por la excelente respuesta de los burgaleses ante este proyecto por el que se han interesado gente desde 18 a 70 años.
«Estamos muy contentos, desde primera hora todo está yendo con mucho orden», dice Jáuregui, agradecida por el trabajo previo de su oficina. Y es que el tiempo es oro cuando de cine se habla. El tiempo y el dinero. «Nos gustaría estar tres meses aquí para hacer un casting perfecto, ver actores, a muchas personas y ajustarnos muchísimo al físico de los personajes, pero es imposible. El cine en España es un milagro», sentencia la responsable de esta selección.
Para ella el trabajo continuará, tendrá que ver las fichas y adjudicar papeles. Llamarán a los elegidos cuatro días antes del rodaje o con más tiempo si es necesario que se dejen bigote, barba o el pelo largo para poder hacer la raya en medio, muy de moda en algunos ambientes de aquellos años setenta. Solo unos cien formarán parte de este filme protagonizado por el actor Quim Gutiérrez y por el que también asomarán otros intérpretes como Álex Angulo.
A Maricruz Sánchez no le importa la figura que le adjudiquen. Para ella participar ya habrá valido la pena. «El tema me pareció muy interesante. Porque es un apartado de nuestra historia muy conocido, muy significativo y el mundo de ETA sigue teniendo mucha repercusión en nuestras vidas», se justifica esta joven que también se deja seducir por la experiencia nueva y divertida, por poder conocer a otra gente y disfrutar al estar libre de la presión que, presume, sí tienen las actrices profesionales.
«Actuar no se me da bien, pero como aquí no espero que nos pidan grandes dotes artísticas dejaré salir esa vena que no tengo», dice jocosa.
Esa chispa de farándula, sin embargo, es la que ha guiado a Rosaura Pérez Sanz hasta la Sala Polisón. Alumna de la Escuela Municipal de Teatro, ve en este rodaje una puerta abierta donde meter el hocico. «Todo es empezar. Hace poco participé en un corto en la facultad y reconozco que me ha picado la curiosidad por ver cómo es este mundo por dentro», señala esta joven que ya planea dar un paso más e ingresar el próximo curso en la Real Escuela Superior de Arte Dramática de Madrid (Resad).
A quien también le hizo tilín este mundillo de cámaras, de cables, de delgadas líneas entre la realidad y la ficción es a Rubén Sardiña. Fue uno de los emprendedores del programa de La Sexta El aprendiz. Una experiencia que le dejó marcado. «Me gustó mucho más todo lo que se mueve dentro que lo que suponía de cara al exterior», ilustra este burgalés que rellena la ficha y se hace las fotos sin saber nada sobre la película.
El precio de la libertad, dirigida por Ana Murugarren y producida por Joaquín Trincado (Blogmedia), comienza su rodaje el 24 de enero en Bilbao. A la capital burgalesa llegará el 1 y 2 de marzo. Se grabará en el Gobierno Militar, en la misma sala en la que se desarrolló el juicio a los etarras condenados en el Proceso de Burgos. Después continuará su trayecto en Segovia, donde se filmarán escenas carcelarias.EL RETRATO De las armas a las palabras
Mario Onaindía (Bilbao, 1948- Vitoria, 2003) fue testigo de excepción de los últimos años del franquismo y del comienzo de la democracia. Militante del PNV primero, miembro liberado de ETA después, fue condenado a muerte en 1970 en el llamado Proceso de Burgos. Tras la conmutación de la pena, permaneció en la cárcel hasta 1977. Al recuperar la libertad, su vida discurrió en el terreno político y fue uno de los artífices de que ETA Político Militar dejara las armas. Fundó el Partido para la Revolución Vasca (EIA) que terminó enrolándose en Euskadiko Ezkerra. Su última etapa va ligada a las filas del Partido Socialista de Euskadi. Y su visión del País Vasco quedó reflejada en sus memorias, El precio de la libertad, que ahora llegan a la pantalla.