Nacidos para bailar
La octava edición del BurgoSalsón reúne a más de mil fieles de la salsa y los ritmos urbanos este fin de semana
Con más o menos ojeras, con más o menos bostezos, y más o menos resaca, los bailarines del BurgoSalsón se recuperaron de la fiesta del viernes noche, la primera de la octava edición, para asistir a los talleres programados. Una oferta que se ha ampliado este año pasando de dieciocho a veinticuatro en los que se han inscrito más de 850 personas. Una cifra a la que acompañan las 1.500 entradas vendidas para las fiestas nocturnas, que también se celebran en el hotel Ciudad de Burgos.
Aquí se danzó ayer y se seguirá bailando hoy. El interés por las distintas modalidades de los bailes de salón ha sido tal que la organización ha tenido que trasladar los monográficos de tango y hip hop al Centro de Danza Hélade.
La ciudad se está moviendo este fin de semana con los movimientos sensuales del tango, con la sabrosura de la salsa, con el carácter latino de la bachata, con la locura de la rumba, con los ritmos afrolatinos, con los ruidos urbanos de la salsa town o con las pinceladas exóticas que siempre aportan las mezclas, como las que gozan la kizomba (tango y merengue) o la bachatango (bachata y tango).
La consolidación del BurgoSalsón parece un hecho. Su director, Alberto Estébanez, lo confirmaba el viernes durante su presentación y era el concejal de Juventud, Eduardo Villanueva, el que avalaba estas palabras porque garantizó el apoyo del Ayuntamiento a esta iniciativa que se ha postulado como una alternativa de «ocio saludable» para los jóvenes de la ciudad.
«Apostamos por la continuidad de este evento durante los próximos años y tenemos ya en mente buscar un gran espacio para la siguiente edición, que esperemos que sea ese gran auditorio, con esos grandes salones, que nos permitirá traer el BurgoSalsón al centro de la ciudad, que es donde tiene que estar», adelantó el edil.