El Correo de Burgos

CARLOS GARAICOA Artista

«El arte es un constante acto de rebeldía»

Veinte años de trabajo, presencia en la Bienal de Venecia, en la de Sao Paulo y en Documenta 11 y exposiciones en el MOCA de Los Ángeles o el Irish Museum of Modern Art de Dublín avalan la trayectoria de este creador cubano, 'inquilino' en el CAB

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Inconformista y elegante son las dos palabras con las que el director del Centro de Arte Caja de Burgos, Emilio Navarro, pintó a Carlos Garaicoa (La Habana, 1967). Se refería a la mirada crítica de la sociedad de su tiempo sin caer en las manidas representaciones del artista político y sí con una carga estética importante. El autor toma la palabra en medio de la exposición Noticias recientes, que ocupa el CAB hasta el 1 de mayo.

Pregunta- Cuando las palabras artista cubano y crítica van juntas las miradas se dirigen a Estados Unidos. ¿Es su caso?

Respuesta- No. ¿Por qué la crítica se tiene que hacer a Estados Unidos? Es un cliché. Ser artista es ser capaz de desmarcarse y ya hemos vivido muchos años de guerra fría para volver con esta historia. Evidentemente, el tema Cuba-Estados Unidos está por resolver, habría que culpabilizar a los dos gobiernos. Ser artista es tener una mirada crítica sobre el mundo, no sobre un país o una ciudad específica.

P.- ¿Qué aspectos de ese mundo le inquietan?

R.- El mundo es un espacio tan contradictorio que hay que hacer mirar a las personas desde otro punto de vista. Y el arte sí tiene la posibilidad de desviar esa mirada sobre la realidad y enfrentarnos a un quiebre, a un abandono, a una pérdida específica y, a la vez, entregarle ciertas armas intelectuales, visuales y estéticas que la hagan un poquitito más libre e inteligente para enfrentarse a un discurso político, una película o a cómo educar a sus hijos, uno de los temas primordiales de la sociedad contemporánea.

P.- ¿En esa mirada crítica de la sociedad se ha impuesto alguna censura, algún tema vetado?

R.- Casi todos los seres humanos se limitan de alguna manera, hay demasiados códigos que no queremos infringir, temas tabú. Sería un gran análisis psicológico de cada uno de nosotros. Venir de una sociedad como el comunismo y socialismo cubano, con estas ideologías totales y cerradas, realmente te hace cuestionarte más aún, incluso cuando no has sido censurado, como es mi caso, que nunca he sufrido un corte directo, siempre estás sabiendo que hay un punto donde no debes atacar directamente. También esto te hace un poco más sagaz, más irónico, más sutil, y se agradece. De todos modos, no se trata de crear enfrentamiento, éste ya existe en la propia naturaleza del lenguaje del arte, en la propia subversión que implica mirar el mundo con otros ojos. Ya en ese momento hay un acto político, de definición de una individualidad muy fuerte que se enfrenta a este discurso monolítico y sólido que son las ideologías. Ese acto de estar tratando todo el tiempo de imponer una idea nueva ya implica enfrentamiento.

P.- ¿Es una forma de rebeldía?

R.- Hacer arte es un constante acto de rebeldía. Y no me refiero solo ante la sociedad, sino también con uno mismo. Es muy importante tener esa mirada anárquica, disidente, con uno mismo todo el tiempo.

P.- Carlos Garaicoa utiliza numerosos materiales para enfrentarse a ese mundo. ¿Cómo es el diálogo con su creación? ¿Qué determina el uso de la palabra, la fotografía, el dibujo, la instalación o el espacio arquitectónico?

R.- Después de veinte años de trabajo uno va creando una metodología amplia. En los inicios de mis propuestas siempre me interesó mucho que el material no me atrapara. Yo empecé a pintar, pero en un momento me di cuenta de que no quería pasar mi vida en ese único punto, y salí a la búsqueda de elementos diferentes. Tampoco estudié arte en las escuelas, me formé como autodidacta y tenía muchos baches de formación, pero a la vez una gran libertad. Mi principal motor ha sido ver cómo no aburrirme haciendo mi trabajo. Y en mi creación siempre busco cómo escapar de los clichés. Viniendo de Cuba es muy fácil que te encasillen con un tipo de arte y en este punto ha habido una necesidad de ir cortando los cordones umbilicales. Cuando una obra mía tiene mucho éxito paro y a otra cosa. Soy un artista muy formal, con mucho interés por el espacio. Y todo partiendo de la riqueza que yo encontré en la ciudad, que me da muchas posibilidades para hacer vídeo, escribir, elaborar tapices... Es una fuente inagotable de materiales. Ha sido una suertuda encontrarla.

P.- Habla de la importancia de la palabra, y el texto del catálogo de Noticias recientes se refiere a Calvino y Borges como inspiradores de su trabajo e igual que ellos crearon sus propias ciudades, usted también la suya...

R.- Pienso que Borges más que una ciudad ha creado un mundo, su propio universo, y me ha dado muchas claves para mi trabajo. Tiene que ver con esa multiplicidad de miradas que ofrece y que a mí me interesa incluir en mi obra, no mirar siempre las cosas de frente, sino de lado, desde atrás, desde diversos ángulos... y que esa mirada no se agote. Es un ejercicio muy importante.

P.- Lleva tres años viviendo en Madrid. ¿La situación de crisis que azota España, y Europa en general, le da juego para abrir una nueva vía en su creación?

R.- Viniendo de un país tan crítico como Cuba, tanto en el aspecto económico como político, uno piensa que vive en un mundo tan diferente -que es también como se ha mirado el arte de Latinoamérica, en el que la lectura se une a la tensión política- y, de pronto, estás viviendo en un lugar donde todas estas realidades que tú viviste no están tan lejanas de esa democracia que nos contaban, que no tenía resquicios, mientras nosotros vivíamos en un lugar bien jodido. Y te encuentras que la realidad del ser humano es la misma, con diferencias lógicas, pero que hay que enfrentar problemas muy duros y muy graves. Pienso que es muy complicado tenerlo todo fácil, no sé si es que vengo de un lugar difícil, pero me gusta que las cosas lo sean. Hay una crisis de valores y de creencias que se están desmoronando y lo interesante es ver cómo se pueden sostener. Por ejemplo, la crisis política de España es impresionante y no veo que el pueblo tenga soluciones o candidatos ideales para dirigir el país. Esto hace que piense constantemente que el universo crítico en el que me formé está presente en otro sitio y estoy trabajando en obras que reflexionan sobre esto. Abogo porque el ser humano es un elemento revolucionario, tan capaz de superar cosas, que tenemos que hacer una gran fiesta. Necesitamos ver el mundo de una manera activa.

P.- ¿Está la sociedad narcotizada?

R.- Son muchos años de supuestos bienestares. El ser humano necesita retos a la inteligencia para crear un mundo mejor, más limpio, más ecológicamente posible y dejar un fruto, que el mundo espiritual tenga sentido por la gracia que tiene serlo. Sería un mundo ideal.

P.- ¿Algún día llegará?

R.- No hay que esperar que llegue nada, hay que hacerlo todos los días en nuestros pequeños espacios: en la familia haciendo una vida más armónica, con tus amigos, en las escuelas... Es tan, tan importante la educación, formarnos nosotros mismos y formar personas capaces de devolver una calidad a nuestro pensamiento, que al final existe, aunque se desvirtúe mucho por obsesiones materiales.

P.- Insiste en la importancia de la formación. ¿Debería el arte tener mayor presencia en la educación desde la infancia?

R.- Estoy convencido. No se trata de que todos seamos artistas, pero sí sensibles al arte. No es que defina absolutamente una sociedad o a un ser humano, pero sí le da elementos de libertad en todos los sentidos, de poder, rítmicos, visuales, intelectuales...

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