España también vivió su revolución del 17

Aquel 13 de agosto de 1917 muchos trabajadores se desayunaron con un artículo titulado Cosas veredes. La corneta acababa de sonar. Todos sabían lo que significaba. Iban a hacer historia protagonizando la primera gran huelga de trabajadores, la que obró el milagro de que la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) compartieran causa y aparcaran sus sabidas hostilidades. En este contexto, en los primeros años del siglo XX, unos años en los que España por unos y otros motivos se mantenía como una olla a presión, se desenvuelve Cosas veredes (Editorial Endymión), la primera novela publicada de Eusebio Lucía Olmos, que ayer compartió con los burgaleses con el historiador y político socialista Juan José Laborda y la profesora Carmen Delgado Viñas como maestros de ceremonias.

«Es una novela histórica, no precisamente de templarios como se lleva tanto, sino una recreación de lo que sucedió en España en un momento en el que toda la atención estaba en el otro extremo de Europa. En aquel año 17, en la Rusia zarista se estaba produciendo la revolución soviética, pero al mismo tiempo en España también había un conato de ella, que ha pasado sin pena ni gloria por estar a la sombra de aquel otro acontecimiento con más repercusión», comenta Lucía Olmos, quien utiliza como narrador de este cuento la voz de Juan José Morato, histórico socialista, regente de la imprenta de la Real Casa de la Moneda y Timbre -donde también trabaja el escritor madrileño- además de socialista convencido y testigo excepcional de todo lo que en aquellos años se estaba fraguando.

Sucesos que culminan en las elecciones de febrero de 1918, en las que el Partido Socialista Obrero Español saca seis escaños, que ocuparán integrantes de ese comité de huelga, Pablo Iglesias e Indalecio Prieto. Era el pequeño triunfo de aquella huelga, la gran victoria de la clase obrera.

Las páginas de Cosas veredes se nutren de los acontecimientos históricos acaecidos en España entre 1914 y 1918, sucesos que se desgranan al tiempo que se relata la historia de los Medina, una familia cualquiera de la época con miembros socialistas y anarquistas en su seno. Las tintas se cargan especialmente en Narciso, un anarquista que llega a la capital del reino con la pretensión de estudiar unas oposiciones a Correos, pero que en realidad busca su ingreso en las fuerzas radicales. Cuando el resultado de la huelga no es el esperado, pues se salda con todo el comité de huelga encerrado y una represión importante, él toma cartas en el asunto.

Narciso no se da por vencido y planifica un atentado contra el rey Alfonso XIII. Tampoco saldrá cómo él quiere y sufrirá sus consecuencias. «Históricamente algo debió pasar aquellos días porque a partir de aquel momento los Monteros de Espinosa, el cuerpo que junto a los Alabarderos se encargaba de la vigilancia más próxima del rey, son reorganizados sin saber por qué», cuenta el autor, quien confecciona su propia explicación ante la ausencia de documentación en los archivos.