El Correo de Burgos

La aventura de papel de Angélica, Juan y Marcelo

Dos burgaleses de adopción, Lafuente y Mons, editan 'Mi primer libro de León'

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Angélica Lafuente y Juan Mons son dos viejos conocidos de los corrillos culturales burgaleses. Aunque la una es de Soria y el otro de Santander, un día se pusieron de acuerdo para emprender una aventura de papel con la ciudad de León como protagonista. Cosas de la globalización. Y entonces Angélica y Juan se convirtieron en Julia y Alfonso y se dejaron conducir en este viaje físico y temporal por Marcelo, el león, antiguo centurión romano y guía de esta su ciudad, que conoce su cielo y su subsuelo. Pasen y vean, y lean. Acaban de abrir las páginas de Mi primer libro de León.

Y allí se encuentran Julia y Alfonso, con Marcelo como anfitrión. Con él se trasladan al León romano, al de la Legio VII, y se deslumbran por las carretas llenas de oro procedentes de Las Médulas, observan a los peregrinos que entran por el barrio de los Francos y que pasarán la noche en el Hospital de San Marcos, cerca del Bernesga, y se asustan con las bóvedas «llenas de imágenes pintadas, sarcófagos de reyes y reinas» de San Isidoro.

Avanza la historia y los tres personajes con ella. Con el chuchú del tren pasan del gótico a la Edad Moderna y un GPS los avisa de que se encuentran en pleno siglo XXI. Sin darse cuenta han pasado de la magia de la Casa Botines a la «gran sábana blanca» del Auditorio y la «gran caja de lápices de colores» que es el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac).

Y aquí toma la palabra Juan Mons. «Es un punto tranquilo de encuentro y fácil de llevar por padres e hijos y que fomenta la lectura», vende el volumen sin dejar de echar flores a la escritora que le acompaña, la de la idea, nacida con la sencillez por bandera.

Mi primer libro de León contiene tres partes bien diferenciadas: el relato de ficción protagonizado por Julia, Alfonso y Marcelo; el histórico que acompaña el anterior e invita a profundizar más en los datos sin que uno y otro se contaminen y se entorpezcan; y una última con actividades que ahondan en la singular arquitectura de la capital leonesa, sin duda la que más focos acapara en estas páginas, con permiso del Camino de Santiago. Ni un edificio singular pasan por alto la pluma de Lafuente y el rotulador de Mons. Los más conocidos, ya citados, pero también los menos como el Hotel Alfonso, la Casa de Goyo, el edificio Pallarés, la Casa Miranda, la estación de ferrocarril, el hotel Riosol...

Los dibujos que los retratan se exponen en las paredes de la Fundación Sierra Pambley de la capital del Bernesga, el mismo espacio donde ayer se presentó este volumen, autoeditado y también en librerías burgalesas.

¿En la cartera?

Las dudas y las reservas de Angélica Lafuente sobre la posibilidad de seguir se tornan en seguridad y arrojo en Juan Mons. El corazoncito del dibujante palpita por emprender una aventura similar por las calles de Santander, su ciudad natal, y Zamora, a la que él ve ideal para perderse por ella. Espera que la escritora le acompañe. Ella dice nada y mucho a la vez: «Tienen que llegarme por lo emocional y a la vez ser atractivas». De momento, se sabe que Burgos, Soria y León han conseguido hacer palpitar su corazón. ¿Lo harán las otras dos? Ni el león Marcelo tiene la respuesta.

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