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El Concurso Nacional de Corales resurge de sus cenizas

Conjuntos de Guadalajara, Murcia, Barcelona, Ciudad Real, Guipúzcoa y Ávila disputan la décima edición el sábado 15

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

El Concurso Nacional de Corales Antonio José se acerca con bríos renovados. Después de una cirugía poco invasiva para ajustarse a la realidad del mundo coralístico actual, salta lozano a la agenda cultural de la capital burgalesa. Seis conjuntos se disputarán la décima edición el próximo sábado en el patio de la Casa del Cordón. El programa se completará el domingo con una exhibición de todas las participantes y su particular homenaje al compositor que da nombre al certamen junto al Heptacordo, la escultura que Alberto Bañuelos realizó para recordarlo, con el canto del Himno a Castilla.

Las corales Amicus Meus de Ávila, Benedictus de Murcia, Sant Sadurní de Sant Sadurní d'Noia (Barcelona), Universitaria de Ciudad Real y Ametsa de Irún (Guipúzcoa) y el Grupo Vocal Kromatika de Guadalajara pelearán con sus voces para hacerse con uno de los tres premios, de 3.500, 2.200 y 1.600 euros, y el del Público, dotado con 300 euros. Todos acompañados por un busto del músico.

El jurado que determinará quién se lleva el gato al agua lo compondrán los directores del Coro de RTVE, Jordi Casas Bayer; del Orfeón Pamplonés, Igor Ijurra Fernández; del Orfeón Burgalés, Juan Gabriel Martínez; y de la Schola Cantorum, María José Barrio; más el compositor Alejandro Yagüe, también catedrático numerario de Composición del Conservatorio Superior de Salamanca.

Cada una de las formaciones dispondrá de quince minutos para interpretar tres obras, dos de libre elección y una obligatoria, que será El molinero, de Antonio José.

Las corales ya han elegido su repertorio. Composiciones de Tomás Luis de la Victoria, Antón Bruckner, Manuel Massotti Littel, Rossini, Stanford, Tomás Garbizu, Calixto Álvarez o Albert Alcaraz pondrán la banda sonora en las históricas piedras de la Casa del Cordón. En el mismo patio donde ayer el Orfeón Burgalés escribió el prólogo con un concierto tributo al que fuera su director. Un espectáculo que trazó un hilo de unión entre la creación de Antonio José y la de Alejandro Yagüe -que incluyó el estreno del motete Du es Petrus, regalo del compositor al coro- con la pincelada exótica de Carlos Guastavino.

Fue el de ayer una suerte de pistoletazo de salida a una cita que empezó a ser en el año 2002 con el objetivo de impulsar el canto coral y no dejar caer en el olvido el nombre de Antonio José. El fin se consiguió hasta el año pasado. La pobre respuesta obligó a dejarlo en muestra y a repensar sus bases de cara a la décima edición. Las mejoras introducidas-reducción del número mínimo de coralistas, una única pieza obligatoria y la eliminación de la fase previa- han propiciado un resurgimiento de sus cenizas.

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