'El juego infinito' retrata el curso en un instituto

A.S.R. / Burgos

Dani llega al centro huyendo de un acoso insufrible. Koldo también es nuevo y se postula como el profesor enrollado que enamora a alumnas y profesoras. Felipe acaricia su navaja. Yuceli, Rafa y Ramón hacen las primeras conjeturas del año. Íker, que es todo ojos, se queda prendado del arrojo de Irene, otra nueva. El devenir del curso en un instituto cualquiera es un mundo jugoso y el escritor burgalés Juan Carlos Martínez le ha sacado todo en su nueva novela, El juego infinito (Editorial Dossoles), que presenta hoy en la Sala Polisón del Teatro Principal en compañía de la actriz Rakel Saiz, el escritor Pablo Zapata y el editor, Fernando Arnaiz.

El juego infinito es una obra coral, con dos personajes principales, Íker e Irene. Todos tienen en común el juego, que guía la narración. «La vida es puro juego y los adolescentes son los que mejor lo entienden. Los adultos llegan a perder esa capacidad y naturalidad», apostilla Martínez, viejo profesor que ha trufado las páginas de este volumen con sus propias experiencias, sensaciones, estampas y aventuras vividas en su larga trayectoria en las aulas.

El libro comienza con suavidad, como el curso, sin prisas, con curiosidad, con alguna sorpresa, es el momento en el que unos y otros se tantean, se revelan las personalidades... La acción va in crescendo y se suceden las primeras barrabasadas en clase y tragedias en la vida real. Poco a poco la situación se va complicando y obligará a los alumnos a enfrentarse a situaciones imprevistas desconocidas para ellos. «A diferencia de lo que ocurre en la televisión, aquí se huye del escándalo y se plantea desde el punto de vista de la reflexión», explica el escritor, que ha rechazado plasmar cualquier conflicto como la inmigración, el terrorismo vasco -la acción se desarrolla en un instituto de Algorta- o las huelgas en Educación: «La vida y el juego son mucho más importantes que nuestros queridos políticos que se creen el ombligo del mundo. Los he dejado al margen para centrarme en las personas y en los sentimientos».

¿Por qué gustará al público adolescente? «Se verán reconocidos en las historias que se cuentan, destacan aspectos que a ellos les interesa de la vida y de lo que suelen hacer en el curso escolar, está escrito con su propio lenguaje...».

¿Y al adulto? «Muchos no han superado la adolescencia y se reconocerán en los hechos que se cuentan. Se van a identificar con los momentos peligrosos en los que en la adolescencia uno arriesga, física y emocionalmente».