Merendola de viernes con firma local
El Arco de Santa María huele a arte hasta el 4 de diciembre gracias a la colectiva 'Del plato al lienzo'
A.S.R. / Burgos
Olía a bueno en el Arco de Santa María y bueno había por allí. Aromas que arrastraban hasta el interior del noble edificio a, sobre todo, cocineros y artistas. Juntos pero no revueltos asistían a la inauguración de la colectiva Del plato al lienzo, un maridaje entre creadores plásticos y maestros de los fogones que primero fue una publicación, ahora se convierte en una exposición y a partir del 4 de diciembre ocupará un espacio permanente en internet, en una web que ya se está elaborando.
La merendola, así a simple vista, fue del gusto de todos. Unos y otros sonreían satisfechos, incluidos los anfitriones, Javier Abril y Javier Cano, responsables de Modo Estudio y la revista Siburita.
El pintor Gerardo Ibáñez hablaba henchido. «Es una idea excelente», decía y definía su obra como algo muy cálido, como la humeante Sopa de cebolla al estilo Pancho de Begoña Pérez.
Afilaba los dientes Isabel Álvarez frente a Suspected, la vídeo instalación de Ricardo Blackman. La que inspiró su Pichón asado en su punto con praliné de pistacho crujiente y salsa de oloroso y remolacha. La cosa va de asesinatos y el ave se perfilaba como la mejor víctima. Esenciales las gotitas rojo sangre. Más allá del plato, del que da fe que está buenísimo, a la cocinera de La Fábula la iniciativa le parece muy original y buenísima. «Es una forma diferente de vivir la cultura. Yo estoy flipada», confesaba al tiempo que recibía los parabienes del público que por allí pasaba y hacía un repaso de los colegas que por allí pululaban. Estaban, entre otros, Antonio Arrabal (Abba), Eladio Saiz (Ojeda), Juan González (La Favorita) y Juan Manzano (La Vianda). No eran las ocho de la tarde una buena hora para este gremio. Menos un viernes.
A ella están más acostumbrados pintores y escultores. De película veían la propuesta Fran Herreros, Juan Ángel Saiz Manrique e Inés Santamaría. Hacían corrillo y comentaban la jugada de la comida del día anterior. Un gran banquete en el que todos compartieron mesa y mantel. Sin metáforas por medio. No se unió a esta comanda Lucía Solana, que, recién llegada de Barcelona, deseaba ver cómo había quedado la colectiva. Su Lola se insinuaba apetitosa en el piso superior rivalizando con el Cuajo de oveja, espuma de leche de vaca, helado de queso de cabra en platas, tierras de café y cacao y shots de avellana de Alberto Molinero (Lola de Miranda de Ebro).
Sacris, Paula Sampelayo, Ricardo Blackman, Bárbara Grau y Marina Hernández, Luis Rioja, Maite Monzón o Fernando Arahuetes también atendieron las palabras del regidor, quien tendió la mano a cualquier proyecto que vuelva a materializar la unión entre iniciativa privada y pública. Sin olvidarse de recordar los tiempos de crisis y mencionando, en no menos de dos ocasiones, la labor del exconcejal de Cultura Diego Fernández Malvido, que salía de entre las columnas para recibir los cumplidos antes de que Coquito y Periquillo (La Sonrisa y su Desaguisados) extendieran el mantel del humor ante propios y extraños.