El Correo de Burgos

Personajes con corazón de papel

La Tarasca publica un volumen con reflexiones sobre el teatro de títeres acompañadas por fotografías de las marionetas de Karraskedo

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Cristina vio el libro sobre la mesa y se le iluminó la cara como lo hacía cuando ocupaba las tardes de San Pedro jaleando a Gigantín, Empanada y Camelín en el patio del entonces colegio Generalísimo Franco. Se le ensombreció, como pasaba antaño, cuando salía a escena la bruja Pirulí. «¡Me daba miedo, mucho miedo! ¡Era tan fea!», exclama esta joven de veintiséis años convertida por unos segundos en aquella niña que tanto y tanto disfrutó con los títeres de Karraskedo. Lo hacía al tiempo que pasaba las hojas de La materia que late. Las marionetas que vivieron en Los Gigantillos, el libro que la Asociación Cultural de Teatro La Tarasca presenta hoy (Sala Polisón del Teatro Principal, 20 horas). Un acto que será especial para el director de esta compañía, José Luis Karraskedo, que recibirá el reconocimiento del Festival Internacional de Títeres de Bilbao por sus más de cincuenta años de dedicación a este mundo.

Por Gigantín, por Empanada, por Camelín, por la bruja Pirulí y por los más de 250 muñecos que durante muchos años fueron la única oferta para los niños en las fiestas mayores y también durante el año se preguntó un día Juan Luis Sáez. El director de publicaciones de La Tarasca conocía el triste final de esta compañía y escuela, que los problemas de su responsable con el Ayuntamiento, con las condiciones de cesión de la sede, habían acabado en el año 2007 con el cierre de las mismas. Un día tomando un café con Karraskedo surgió el tema y los interrogantes. ¿Qué había pasado con el material? ¿Dónde se encontraban las vitrinas con los reconocimientos, las fotografías, los muñecos... que se exponían allí como si de un museo se tratara? «Considero que en Cultura llega un momento en el que la obra deja de ser del artista y pasa a ser parte de la memoria de un pueblo y una ciudad», justifica Sáez, quien se llevaría las manos a la cabeza al saber que todo estaba desperdigado: libros mal vendidos o cedidos; los carteles en un museo de Lérida; algunos de los títeres en la basura... No se lo podía creer. También se enteró de que la mayor parte de los muñecos los tenía el alumno más aventajado de Karraskedo, Álvaro Tajadura, quien tiene el firme propósito de devolverlos a la vida. Se puso en contacto con él. «Había que hacer algo con ello. Había que devolvérselo a la ciudad». Acababa de nacer La materia que late, el segundo volumen de la colección de publicaciones Miscelánea Teatral iniciada en 2007 por La Tarasca con Y a ti te encontré en la calle, sobre el teatro callejero.

«No se trata de reivindicar a Los Gigantillos como grupo, porque nadie de La Tarasca ha tenido relación con él y creemos que son otros que sí lo han tenido quienes deben ondear esa bandera, sino que queríamos hacer una reflexión general sobre los títeres, sobre su situación actual, su futuro, su pasado...», comenta Sáez, quien, sin embargo, no deja de reconocer y lamentar que la ciudad no haya tenido la sensibilidad suficiente para conservar este acervo cultural: «En cualquier sitio hubieran despachado a Karraskedo, pero no a los muñecos, no los habrían dejado desaparecer, hubieran montado un museo o lo que fuera».

Su inmortalización ha llegado de la mano de la cámara de Luis Mena. Él es autor de las fotografías que retratan uno a uno a estos títeres y que acompañan las reflexiones sobre esta disciplina de las artes escénicas firmadas, junto a los citados Juan Luis Sáez y José Luis Karraskedo, por la directora del Centro de Documentación de las Artes de los Títeres de Bilbao, Concha de la Casa; la directora, creadora y manipuladora de la compañía María Parrato, María Parrato; el director, creador y manipulador del grupo Tropos, Guillermo Gil; y el director, creador y manipulador de El Papamoscas, Álvaro Tajadura, de cuyas manos pueden volver a la vida Gigantín, Empanada, Camelín o la bruja Pirulí, aquellos personajes que todavía hoy despiertan la ilusión de niños que todavía siguen siéndolo como Cristina.FOTO: LUIS MENA

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