Los directores de escena premian el trabajo de Elisa Sanz
La figurinista burgalesa valora el galardón por venir de la asociación que primero tuvo en cuenta los oficios técnicos
A.S.R. / Burgos
La semana de Elisa Sanz concluyó la noche del lunes y lo hizo de forma redonda. La escenógrafa burgalesa se llevó el gato al agua y se alzó con el Premio Adriá Gual de Figurinismo de la Asociación de Directores de Escena de España (ADE) por su trabajo en La avería.
La creadora estaba ayer feliz por el galardón, que este año cumple su vigésimo quinta edición. Subraya su importancia porque lo deciden los propios directores de escena y porque es el primero que se acordó de la parte técnica de las artes escénicas, de iluminadores, escenógrafos y figurinistas. Sanz llama también la atención sobre la labor editorial de la ADE, de traducción y de investigación, con una colección de textos teóricos teatrales muy importante.
¿Qué pinceladas hacen especial su trabajo en La avería? «No se trataba de diseñar el vestuario simplemente, sino todo el personaje. A cada actor le teníamos que deformar el cuerpo con diferentes extensiones del atuendo. Todos los personajes excepto uno lleva máscara completa, de cine, solamente con ojillos y boca sin cubrir por lo que había que dibujar mucho el cuerpo», comenta Sanz y enumera la botarga de Fernando Soto para convertirle en gordo, la chepa de Asier Etxeandía o las capas que se va quitando Emma Suárez según avanza la obra. «Es una labor muy teatral», concluye y considera que es lo que han valorado los directores de escena.
La avería, escrito por Friedrich Dürrenmatt, adaptado por Fernando Sansegundo y dirigido por Blanca Portillo, aparece entre las favoritas en la quiniela de los Premios Max, cuya primera ronda de votaciones ya se ha cerrado y pronto anunciarán las candidaturas. «Nunca se sabe», advierte Sanz.
No acaban ahí las enhorabuenas para la figurinista. El viernes pasado se asomaba a la cartelera madrileña -mañana será el estreno oficial- Manual de la buena esposa, una comedia basada en las normas dictadas por la Sección Femenina e interpretada por Natalia Hernández, Llum Barrera y Mariola Fuentes. Esta obra ha obligado a Elisa Sanz a emprender un viaje en el tiempo, desde los años cuarenta a los sesenta. Es un trabajo completamente distinto al distinguido por la ADE, pero también arduo. Cada actriz se cambia hasta ocho veces de vestuario.