El Correo de Burgos

Aventura en el Londres victoriano

Cultural Caja de Burgos celebra el bicentenario de Charles Dickens con 'Oliver Twist, el musical', de la compañía de Miranda Studio 46 Teatro. Entradas agotadas

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A.S.R. / Burgos

El pasado martes se cumplieron doscientos años del nacimiento de Charles Dickens. Su pasión lectora juvenil se fue volcando sobre el papel. Su pluma dibujó personajes que ya forman parte de la historia de la literatura. Y entre ellos se asoma la naricilla tiznada de Oliver Twist. La segunda novela del autor británico se ha traducido a mil y una lenguas, ha inspirado escaletas de televisión, guiones de cine y musicales. De estos tres géneros bebe Studio 46 Teatro para dar vida a su Oliver Twist, el musical, que ha agotado las más de mil entradas puestas a la venta para las dos funciones programadas hoy y mañana en Cultural Caja de Burgos, donde han tenido que vencer algunas dificultades técnicas porque este escenario es más pequeño que el de Miranda de Ebro, para el que fue creado.

50 niños cantores-actores de entre 8 y 14 años, 37 adultos, 20 técnicos de luz, sonido y decorados, 300 trajes de la época victoriana, 100 sombreros de época, 2 camiones y 2 autobuses para los traslados y 14 horas de montaje. Las cifras de esta producción son mareantes. No pasa desapercibido el esfuerzo de la veterana compañía de Miranda de Ebro, que con las dos representaciones de la capital burgalesa pone punto y final a la andadura de este espectáculo.

Y no lo hacen de cualquiera manera. «Es una buena despedida hacerlo con la sala llena de público. La venta de las entradas con tanta antelación ya es una satisfacción porque no dejamos de ser un grupo aficionado y toda nuestra labor se centra en hacer teatro en nuestra ciudad, casi no salimos. Es un aliciente y un motivo de orgullo y no queremos defraudar a nadie», expone su director, Carlos Ruiz Hermosilla.

Oliver Twist, el musical narra la historia de este niño que sale del orfanato para ir a trabajar para una familia de enterradores, de la que huye para escapar de los malos tratos que recibe. Esa espantada le llevará del campo a la ciudad, al temible Londres victoriano del siglo XIX, donde sin remedio se verá envuelto en una banda de delincuentes donde solo la bella Nancy pinta un rayo de luz en su vida, que el novio de esta se empeñará en emborronar.

Veintidós canciones trufan la adaptación de Studio 46 y ocupan el 40% de la función. Ha sido un proceso complejo, en palabras de Ruiz Hermosilla, quien reconoce el aprovechamiento del musical inglés sobre esta obra estrenado en los años sesenta. También incluyen canciones propias. «Al final se trata de que sea un musical muy atractivo, con grandes números corales, aunque nuestro final es un poco edulcorado, frente al de Dickens, que es muy dramático, muy trágico, y el musical lo dulcifica un poco. No todo acaba tan mal, tan mal, tan mal», adelanta al tiempo que admite la inspiración en la adaptación cinematográfica.

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