El Correo de Burgos

PILAR URBANO Periodista y escritora

«Un rey no debe estar mucho tiempo de rodillas»

Su nombre está unido irremediablemente al de la monarquía española por ser autora de los comentados libros 'La Reina muy de cerca' y 'El precio del trono', su último título, del que ayer firmó ejemplares en el Paseo del Espolón

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

A pesar de su menudez y aparente fragilidad, Pilar Urbano sujeta su voluminoso -1.200 páginas- último libro, El precio del trono (Planeta), con fuerza. Con el mismo tesón que ha investigado durante siete años el camino hacia la jefatura del estado de Juan Carlos I.

Pregunta- ¿Cuáles son las claves de este libro? ¿Qué ofrece?

Respuesta- Nos ofrece al Rey que no conocíamos y creíamos conocer. Para saber cómo se fabrica un rey hay que remontarse a sus inmediatos ancestros, cómo Alfonso XIII pierde el trono, cómo Franco lo conquista durante cuarenta años, y el precio político y humano que realmente tiene que pagar Juan Carlos, que debe aprender a borbonear, a tener una doble vida, que la vemos ahora. Cómo se mueve entre dos mundos, el de su padre, don Juan, que es al que tiene que puentear porque va a ocupar su trono, y el de Franco, que es quien realmente tiene poder. Se mueve entre la legitimidad o ilegitimidad dinástica y entre la legalidad o ilegalidad franquista. Su vida discurre en ese alambre y, finalmente, se gana el trono con un sponsor especial que es Estados Unidos, que le alfombra el camino.

P.- ¿En qué se traduce ese precio político y humano?

R.- Tiene que llevar una vida de, entre comillas, huérfano, con sus padres y su familia en el exilio, y él como un pupilo, un becario, en la corte de El Pardo durante 27 años, que le genera una necesidad de fingir, de no poder decir lo que opina, hasta el punto que él decía que estaba rodeado de caimanes al acecho, no se fiaba de casi nadie de alrededor y tenía que disimular sus planes democráticos para el futuro. El libro también entra en las estancias familiares para ver las tensiones que tiene con sus padres, con sus suegros, la influencia de Sofía, los amores de otras mujeres de Juan Carlos...

P.- ¿Conocer, como está pasando ahora, esta doble vida le puede favorecer, por hacerlo más humano y cercano, o desfavorecer?

R.- Lo que nos ha conturbado a los españoles, el pelotazo moral, no ha sido que se fuera a cazar grandes piezas o muy lejos, porque ya sabíamos que la caza exótica y las grandes emociones van con él de siempre, incluso las compañías más o menos desaconsejables, las canitas al aire. Lo que nos ha golpeado es que él no estuviera en lo nuestro, en nuestra preocupación, nuestra España al borde del abismo, el paro juvenil y no juvenil que él mismo dijo que le quitaba el sueño... En estos momentos hay gente que no tiene qué comer y no puede entender que nuestro rey, que es él nuestro, no nosotros suyos, se hubiera distraído. Ahora empieza la visita a Chile y Brasil, donde tiene una ocasión muy buena para ejercer la influencia que tenía y que queremos que siga teniendo.

P.- ¿Cómo valora esas disculpas de don Juan Carlos tras el suceso de Botsuana?

R.- Lo ha hecho con elegancia y dignidad, muy borbónicamente, sin decir qué sentía, sin que supiéramos realmente a qué se refería. Pero todos intuimos que había una deuda, de sintonía con el pueblo, quizás también familiar, aunque yo creo que un rey no debe estar mucho tiempo de rodillas.

P.- ¿Hay gente que tampoco entiende porque no deja paso a su hijo?

R.- Es la pregunta del millón. Tal vez piensa que un rey es vitalicio por definición. En esta monarquía española ha habido muchos reyes que no morían en la cama como reyes, sino en el destierro, y quizás hacía falta decir 'el rey ha muerto, ¡viva el rey!'. Esta liturgia es necesaria, pero también cabe que un rey ceda el paso al sucesor, si está muy bien preparado, como es el caso, y le dé un relevo tutelado, dejando que el Príncipe vaya asumiendo más funciones, para que le vayamos conociendo más, para que rompa el cristal y empatice con el público, porque ahora es un intuido, es un caramelo sin probar. Sin prisa, llegará el momento y, como me dijo la Reina, ni el Rey está cansado ni el Príncipe, impaciente.

P.- ¿Cómo ha sido la investigación de una vida que aún es opaca?

R.- Siete años no se pueden resumir en siete segundos. Ha sido una búsqueda en archivos privados, públicos y muchos de Estados Unidos, también de charlas con testigos que vivieron desde dentro este momento. Ha sido muy bonito.

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