El Correo de Burgos

EL REVERDECER DEL LAUREL

El último profeta cátaro

«Dentro de 700 años, el laurel reverdecerá», auguró Guillaume Bélibaste, quemado en la hoguera por la Inquisición en el siglo XIV. El martes se presenta en Santiago Rodríguez el libro de los ‘hombres buenos’

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Burgos

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El Grial en Burgos

La búsqueda del Grial es «la de este arquetipo de buenos hombres». Es decir, el Grial no es un objeto físico en este nuevo catarismo, aunque en un aspecto «muy sutil sí que lo es», explica Saurí.

Y tanto es así que pudo materializarse en la provincia de Burgos en ese extraño triángulo formado por Santa María de Siones, Vallejo de Mena y su templo dedicado a San Lorenzo y rodeados por la Sierra Salvada y San Pantaleón de Losa con su vecina localidad de Criales (fonéticamente tan cerca de ‘griales’).

El grial «viajó; aparecía y desaparecía en lugares que bien pudieron ser estos y dejar en la memoria colectiva» de la gente. Pero más espiritual aún «el grial supone el derramamiento de las últimas gotas del puro amor», explica Saurí, es decir, la misma entrega de Jesús aunque no crean en la cruz, sino en la luz; o los grandes mártires y santos que «siguen llenando el grial». Es la acumulación «del amor».

Los viejos cátaros

Los cátaros o albigenses fueron un grupo religioso que cobró gran importancia en algunas zonas de Europa entre los siglos X y XIII. Sus doctrinas fueron calificadas como heréticas por la Iglesia católica, que luchó por erradicarlas con instrumentos tan contundentes como la Santa Inquisición o las primeras cruzadas. Su recuerdo sigue vivo en las regiones del Languedoc (Francia) y en las leyendas sobre los conocimientos y tesoros que ocultaban, entre los que podría encontrarse el mismísimo Santo Grial.

 

J. C. R. / Burgos

 

Se llama Yohann Bereslavsky, nació en Rusia y lo conocen sus seguidores como Juan de San Grial. Es el último profeta cátaro. El catarismo es un «modo de vida», una filosofía que pretende hacer hombres y mujeres buenos. Lo que llaman la bonhomía. Es autor de decenas de títulos dedicados a hacer del ser humano una buena persona.

 

Sus 400 libros surgen a la raíz de la presencia en Morella de Guillaume Bélibaste, el último perfecto cátaro allá por el siglo XIV. E hizo una previsión de futuro en la que auguraba el «resurgimiento de los cátaros», de la bondad, de los ‘buenos hombres’, antes de ser quemado en la hoguera por la Inquisición. Y pasado este tiempo, ese profeta, ese ‘mesías’ ya ha llegado.

Así lo explica una miembro de la ‘Asociación de Estudios de la Cultura Cátara’ Mirra Saurí. Y dijo: «Dentro de 700 años, el laurel reverdecerá», Una profecía que ya auguró el evangelio de Juan, el discípulo amado, llamado la Cena Secreta. Y en la figura de Juan de San Grial. Es «el destino de la humanidad», hacer buenos hombres y mujeres que encarnen el amor del creador. El autor de la obra ‘Catarismo XXI: la espiritualidad universal. El camino, la práctica y el misticismo en la escuela cátara’, que pasado mañana martes, se presenta en la librería Hijos de Santiago Rodríguez es Juan de San Grial. Pero, ¿quién es este enigmático hombre?

Dicen de él que es el profeta cátaro de este siglo; heredero de la sabiduría cátara de Bélibaste y que se le conoce más en el cielo que en la tierra. «Me gustaría hablar con el autor del libro», le comenté a Mirra Saurí Segura, una de sus discípulas y miembro de la ‘Asociación de Estudios de la Cultura Cátara’. «No, no es posible. Vive retirado; aislado del mundo. No puedes entrevistarle». ¿Cómo es posible que en el siglo de las comunicaciones humanas sigan existiendo ermitaños de este tipo? Pues Juan de San Grial, lo es.

Dicen sus discípulos que está «marcado por un don particular: recibir revelaciones de las esferas sobrecelestiales y de las profundidades infernales». Que goza de «oído profético y oye las voces de los difuntos y de las generaciones venideras; que ángeles y santos se aconsejan con él. Su corazón guarda resonancias de 84 civilizaciones ya existidas y saluda el acercamiento de la civilización 85, la gran civilización del divino amor». Lo consideran «el precursor»; una especie de Juan Bautista de nuestro siglo. Y que conoce los misterios del Santo Grial y que los grandes caballeros del Cáliz le han llamado su heredero. Asombroso. Pero el paralelismo que guarda la historia de la vida de Juan de San Grial con el nacimiento del precursor de Cristo es eso, asombroso.

En ‘Catarismo XXI’ se descubre cual es la «bondad que no es de este mundo; la paz que no es de este mundo, la sabiduría, su raíz y del nuevo catarismo no histórico que significaría el nuevo humanismo».

Se distinguía a los cátaros por su estilo de vida: «Bondadosos, más allá de lo que entendemos como religión y sus ritos», explicaba Saurí. No hay dogmas, ni ritos, es un «modo de vida y un pensamiento».

Y el objetivo final es la «transformación»; primero una conversión personal y luego procurar el cambio en el mundo hacia una sociedad de ‘hombres buenos’. Invitar a que conociendo los libros, la música… «llegar a la fraternidad humana» y frenar la deshumanización a través del bien. Pero de un «bien puro, no mezclado con el mal, como se vive en esta sociedad que tiene parte de bondad y otra que es egoísmo».

 

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